miércoles, 17 de julio de 2013

La Bola del Mundo



Solemne, controlando todo lo que ocurre y se mueve en kilómetros a la redonda. Un pequeño taj-majal, con sus antenas rojiblancas sacadas de un comic de Tintin, con sus 2250 metros de altura, presidiendo el cerro de las Guarramillas. Observadora y controladora tanto de los telesillas de la estación de Navacerrada como de la de Valdesquí, se encuentra la base/estación repetidora de la Bola del Mundo, un punto rojo en la noche, una mancha bicolor en el día. Allá por el 69 TVE la instaló y la dió este nombre que poco tendría que ver con su cometido pero que ahora le da más valor y solera a esta joven ascensión ciclista que, a pesar de que solo se ha culminado dos veces en el circuito profesional ya forma parte del club selecto de puertos y altos de las carreteras europeas.
Pista de hormigón que surge girando a la derecha del puerto de Navacerrada, apenas 3 kilómetros en los que puedes llegar a tardar más en culminarlos que en el resto de ascensión a Navacerrada. Aquí, definitivamente, se para el tiempo.
Pero antes de hablar de la Bola debo hablar de Navacerrada. Porque la Bola no es Bola sin su Navacerrada
desde la vertiente de Villalba. Desde aquí son 22 kms de subida al 6%, es decir, es un coloso alpino en toda regla pero siempre menospreciado por el ciudadano español de a pie, que no aprecia lo que tenemos aquí y siempre pensamos que lo de fuera es mejor, en todos los sentidos. Yo también pensaba así…
Viviendo en Villalba un año y teniendo a la dichosa montaña como vigía de mis entradas y salidas del trabajo no podía eludir esta cita. Necesitaba que el tiempo mejorase, que dejase de nevar, que se limpiase la subida a las antenas, que subiera unos cuantos grados las temperaturas, en definitiva, que llegara la primavera. Y llegó ese momento a principios de Mayo, tras la última gran nevada y una repentina y fuerte subida de temperatura
s, aproveché una mañana libre y soleada y me lancé a por ella. Me sentía fuerte, ágil en mi pedaleo, salvando los casi 1000 metros de desnivel que hay desde el portal de mi casa al mismísimo puerto de Navacerrada. Me asustaba la cantidad de nieve que había en el último kilómetro pero suponía que la pista a las antenas estaría despejada, pues no… Resulta que los operarios, o suben en coches-oruga o pasan allí todo el invierno a lo superexploradores del polo sur.
En fin, tocó bajar y esperar unas cuantas semanas. Supongo que sería cuestión del destino, porque bajando me calló un chaparrón inesperado…. Y eso que estaba despejada la mañana. La montaña, queridos amigos, es así.
Pasaron dos semanas y lo vi claro. Era el día, había entrenado bien durante los últimos días, había dormido bien la noche anterior y, lo mejor de todo, se me ocurrió hacerlo nada más levantarme. Hoy era el día de poner mi cuerpo al límite, de poner a prueba mis piernas, sus músculos y tendones, los riñones, los antebrazos, mis pulmones, mi cabeza…en definitiva, mi capacidad de sufrimiento. Hoy era el día de tocar el cielo. Y lo toqué, sin duda.
Intentaré ser lo más fiel posible a la subida, sensaciones, dureza, puntos a tener en cuenta, aunque todos la conoceréis o casi.
Yo, como muchos cicloturistas, dividimos las grandes subidas por etapas, porque no todos los puertos son iguales, y este menos.
Para mí, la subida consta de tres partes.
 1ª.- De Villalba al pueblo de Navacerrada. 9 kms en los que se salva un desnivel aproximado de 300 metros, es decir que es un tramo suave al 3,3%, en el que nos encontraremos dos kilómetros durillos al 5% pero en donde lo más duro y pestoso es soportar el intenso tráfico y la escasez de arcén. Eterna se hace la recta que hay entre Alpedrete y Collado Mediano, en la que hay tramos al 8%, y pesado también se puede hacer el tramo entre Becerril y la presa de Navacerrada donde puede dar de frente el aire. Es en este punto donde vemos lo que nos queda de subida, con la silueta de la Bola y el serpenteo de los últimos kilómetros reflejándose en las aguas del pantano de Navacerrada… Chic@s, si queréis parar a hacer una fotillo al pantano, sierra y paisaje, hacedlo, cogéis aire, coméis algo y en definitiva disfrutáis de la subida y el entorno. Porque lo que nos queda es de órdago, y creedme, a 10km/h y bajando apetece parar pero no volver a subir, es decir, que de aquí en adelante no habrá más paradas, porque recordad que el cuerpo es vago y no le podemos dar tregua… Agarrad fuerte el manillar, subid piñones que comienza el puerto de verdad, un señor 1ª categoría.
2ª.- Pueblo de Navacerrada-Puerto de Navacerrada. 9 kms al 7,3%, salvando un desnivel de 660 metros. El cambio es radical, y a partir de la gran rotonda que encontramos en la entrada del pueblo el desnivel y el trazado cambia radicalmente. El asfalto es más rugoso, tenemos sombra y la carretera se transforma en un trazado caprichoso que se adapta al relieve y movimiento de la montaña. Bordeamos el pueblo en su primer kilómetro, aun con algo de tráfico hasta el cruce con la carretera de Cercedilla y Cerceda. Desde aquí vienen las otras vertientes de este puerto, a
lgo más suaves pero también con su aquel. Porque todo tiene su aquel, no lo olvidéis tampoco.
Los primeros kilómetros de este segundo tramo transcurren entorno el 6% y el 7%, pasando de curvas cerradas a curvas abiertas, sobretodo a partir de coronar el collado del Portazgo. A partir de aquí subiremos e iremos ganando altura sobre el valle del Guadarrama, disfrutando a nuestra izquierda de vistas panorámicas del valle de la Fuenfría, la sierra de Guadarrama y el Malagón, con Abantos extendiendo sus brazos sobre la meseta castellana, la Cruz de los Caidos cansada de ver tanto cicloturistas enriñonados y los siete picos, punto de fuga de nuestra mirada que alterna observar nuestras piernas sudorosas con la magnificencia de esta sierra, que a pesar de estar tan cerca de la urbe, todavía mantiene algo de su carácter salvaje y misterioso, o al menos eso a mi me lo parece. Y sino, perdeos por sus bosques durante unas horas, ya veréis ya…
Hablando de bosques, al fondo veo un cartelito que pone “El Ventorrillo” junto a una señal que indica 5kms a puerto, y este al 9%. Que guay esto de ir indicando los kilómetros que quedan y el porcentaje de los mismos… Aquí dice Perico que es donde el puerto es puerto, y bien, y lo de antes que??? En fin, toca subir un diente más y veo que solo me queda un piñón más. Voy con
el 26 y solo me queda el 28, estas son rampas que apenas llegan al 10% en un asfalto más que aceptable, a la sombra, con 14 kms en el cuerpo, es decir, fresquito… No me quiero ni imaginar como estaré dentro de 5kms y girando en dirección a la caseta de la Cruz Roja… Lo mismo me paro allí un ratejo.
Pues bien, a partir de aquí, la cosa se pone chunga. Este es un puerto que no me gusta en absoluto por lo siguiente, salvamos rampas duras pero que no lo parecen tanto debido a que no hay curvas de desnivel, son todo rectas curvilíneas o curvas rectilíneas. Apenas tienes sensación de ascender, sino de llanear pero bueno, ahí está mi GPS Garmin que bien me va indicando que voy superando rampas al 8% y que mi velocidad se va aproximando cada vez más a ese mismo número. Pero cómo coño va esta gen
te a 20km/h por aquí. En fin, algún día seré como ellos y me haré el laser en las piernas. Algún día…
No me lo puedo creer, ya veo el cartel de 1700 metros de altura, el de Segovia a 30kms, el de la fuente de los Geólogos, me queda poco porque ya veo los edificios de la estación de esquí que vivió sus mejores años en los 80 y que ya
es un pueblo fantasma más que otra cosa. Pues aquí llega otro fantasma a afrontar su último km al 10%???!!!. Curva a la izquierda, rampón de la muerte, valle a mi izquierda, muro a mi derecha y riachuelo fruto del deshielo corriendo ladera abajo, carretera empapada de la nieve que más arriba me acompañará, aunque no parece mucha…
Y fin de la segunda etapa. Llevo 1 hora y 20 minutos de ascensión y no me encuentro mal. Creo que estoy capacitado para la tercera y última etapa. La primera vez que la afrontaré con esta bici, toda una incógnita sin mi añorado molinillo de la btt, su suspensión, sus ruedas ideales para el cemento y las piedras sueltas. Bien, allá vamos, quién dijo miedo!!!!
3ª.- Puerto de Navacerrada- Bola del Mundo. 3kms en los que salvaremos casi 400 metros en 3.4kms, es decir, un 11,7% de media, casi nada. Y todo esto en una pista de hormigón, bacheada, con curvas de herradura bañadas en tierra y piedra suelta. Vamos, todo comodidades para el cicloturista. Pero oye, si te mandan no vas, así que si has venido es
porque quieres, porque hay una parte de ti masoquista y la vez épica y gloriosa. Porque buscas la satisfacción en sentirte dominador de kms y kms a la redonda, porque esto no está al alcance de muchos y porque, reconociéndolo en la intimidad, cerramos los ojos y nos imaginamos en ese final de etapa del 2010 o del 2012, con la pista atestada de gente, animando y vitoreando desde el primero al último, de el nacional al extranjero. Simplemente pensando en toda esa gente que subió para verlos unos instantes te anima a ti mismo, no sé por qué pero te vienes arriba. Gente, todo animo es poco en estos momentos.
En estos momentos en los que giras a la derecha nada más coronar, te adentras en el parking de la estación, buscas el indicativo de la Cruz Roja, ahí la ves, notas un pequeño bache y, TACHAN, estamos en la pista, la pista buena, la pista que te lleva al coloso español, la segunda subida asfaltada más alta de la península. Curvita a la izquierda bordeando la caseta de la cruz roja y ahí la tienes, mamma mia, una recta de 500 metros paralela al telesilla, que gana la misma altura que el dichoso y antiestético artilugio, he cambiado los pinos por estos árboles metálicos… me gustan más los de abajo. Pero bueno, hay que ser positivo, gran parte de este primer kilómetro lo voy a salvar en esta recta, así
que mente fría, apretar los dientes, echar el cuerpo sobre el manillar y bailar reguetton sobre la bici.
“Animo Purito” leo en la carretera. Ellos ni lo verían y yo casi puedo hacer una análisis grafológico del que hizo la pintada. 19% me indica el GPS, y bueno, no va mal la cosa, curva herradura a la izquierda donde tomo un respiro, ya que en estos metros la carretera parece hasta llana. Salgo de la curva y vuelve otra pared superior al 18% hasta llegar a otra curva de herradura, esta a derechas, pero aquí la cosa no tiene nada que ver con la anterior y deberéis tomarla por la parte de afuera, ya que puedes pasar de un desnivel del 12% al 20% según por donde tomes las curvas. Así que amigos, recordad esta frase que se puede aplicar a todo en la vida, y por supuesto, aquí también, mejor fuera que dentro. Comienza la nieve en la cuneta, pequeñas manchas preludio de lo que me encontraré luego…
Pasado este mal trago, hemos pasado el primer kilómetro del infierno madrileño, y sin avisar nos encontramos con un pequeño “descansillo”, la pendiente baja de los dos dígitos y esto me mosquea, porque
si baja de los dos dígitos y este kilómetro es aun más duro que el anterior significa que lo que me queda es una pared, un tabique, un muro, un “quien-me-mandaria-comprarme-una-bici”.
Curva de vaguada a la izquierda y ahí aparecen las antenas que durante kilómetros y kilómetros habían desaparecido tras bosques, lomas y rocaje vivo. Ahí están sus antenas diciéndome “no tienes lo que tienes que tener para llegar aquí”, y no, hoy no me he traído, piolets y cuerdas, porque madre mía, que pared de nieve. Así, de la nada, surge a mi izquierda un muro blanco de más de 3 metros de altura. Silencio helado solo interrumpido por el goteo del agua y la caída de pequeñas partículas blancas al suelo empedrado, yo la imito y dejor caer gotas de sudor que tras dibujar todos los relieves de mi cara caen en mis muslos ardientes de esfuerzo y atiborrados de ácido láctico. Bien, es el momento de jadear en voz baja, evitar toses y estornudos y, por supuesto, evitar dicha pared helada e ir bien pegadito a la cuneta, al barranco, que a estas velocidades terminales, hasta el culo de una hormiga me puede hacer visitar la Barranca y la Pedriza.
Y es aquí donde llega el momento más duro de toda la subida, donde afrontamos 3 curvas de herradura imposibles con picos al 21%, un auténtico sacacorchos en el que cada pedalada parece imposible, en donde t
e da igual afrontar la subida por fuera o por dentro. Es aquí donde todo se para, desaparecen los problemas de la humanidad y de tu vida en particular. Solo te preocupas de dar la siguiente pedalada, de mantener la bici en movimiento, de superar los 4 km/h, de culebrear esquivando guijarros y grietas que pueden hacerte parar completo y llevarte de bruces al suelo. Te pones de pie, no vale para nada, l
a rueda trasera patina, te sientas y la rueda delantera se levanta, pero en qué coño quedamos, me siento o me levanto. Alguien gritaría…”date la vuelta y tira pa casa”, sería lo sensato, evitaría un ataque al corazón, unos calambres seguros en los cuádriceps, e incluso un mareo más que merecido. Pero no, sé que detrás de esta última curva a la izquierda me viene otro llano junto a la caseta-bar del telesilla, giro a la derecha, saludo a unos militares que estarán controlando la entrada de segovianos en la comunidad en Madrid, y por fin el último kilómetro. Igual de duro que el anterior, pero sin curvas, solo rectas con auténticos cambios de rasante, pasando de subidas al 8% a subidas al 19%, con dos cojones. Y aquí flanqueado con paredes de nieve a ambos lados, disfruto de esta auténtica maravilla y me autotraslado a esas imágenes del Giro de Italia, donde los ciclistas atraviesan muros blancos allá por los Dolomitas. Un infierno helado, bajo un sol congelado y en un cuerpo achicharrado por dentro, no sé que quitarme ya que, que cremallera desabrocharme, estaré por debajo de los 10º y me encantaría estar a pecho descubierto. Pero qué machote soy joder.
Ya me he venido arriba. En esta última en la que ya se aprecia el rampón final a la estación,  Valverde mantuvo a ralla a Purito, Menchov celebraba su victoria, Contador tenía controlado a Purito y Valverde, Ezequiel sacó toda su casta para ganar la etapa, Nibali casi con una lágrima en el ojo izquierdo, el ojo que todo lo ve y lo desgrana, porque joder, tiene mérito subir esta mole sin poner pie a tierra, porque son dos horas de sufrimiento, de estar continuamente por encima de tu umbral de esfuerzo, porque sacas horas de donde no las hay para practicar tu deporte, tu pasión, en definitiva, tu vida. Porque hoy he tocado el cielo, y cada vez que lo toco me siento más con los pies en la tierra.
levantó el pie en señal de respeto al gallego, o no… y yo tengo que parar bruscamente porque hasta aquí llegó la máquina quitanieves, como es posible??? Me decepciono por unos segundos, solo por unos segundos, me he quedado a 200 metros de la gloria, pero da igual, hasta aquí he llegado y aquí estoy,
Es maravilloso tener pasión por algo, aunque esa pasión se convierta casi en obsesión.

Amiguetes, os recomiendo encarecidamente que hagáis esta subida, siempre y cuando tengáis una preparación tanto física como psíquica. Si no podéis afrontarla en bici hacedla andando, es igual de dura e igual de rápida y veréis lo que sufren profesiones y semiprofesionales. Y a esta subida, añadidle 160kms más en ese día con 3 o 4 puertos. Y a esos 160kms, añadidle 3000kms hechos en las anteriores 3 semanas. Después de eso juzgad su integridad y valía como deportistas, y olvidad temas de dopajes y trampas. Este es un deporte duro en sí mismo, no lo hagamos aún más duro.
Va por ti…
Y bueno, toca bajar y hacer las fotos. Haber si os creéis que las fotos han sido hechas cuesta arriba….no no no, como he dicho anteriormente, el cuerpo es vago por naturaleza, y si te paras no vuelves a subir, y más con esas rampas.
2 horas para subir, 15 minutos para bajar… una horita para comer para recobrar fuerzas y afrontar 8 horas de trabajo vespertino. Así es la vida del cicloturista, un contínuo sube y baja.
Un saludo, y siempre arriba!!!

3 comentarios:

  1. Simplemente fantastico.... y muy motivador. No descarto intentarlo en un futuro (por ahora lejano) ;)

    Abel

    ResponderEliminar
  2. Gracias señores!!!!!
    Abel, sabes que tarde o temprano lo intentarás y créeme que lo harás.Pero eso sí, tienes que tirar de Auñon, Txurren y por supuesto de mi.
    Un abrazo muy fuerte

    ResponderEliminar