jueves, 28 de abril de 2011

El Viaje de mi Vida. Etapa 4






Hace unos cuantos días que no escribo la crónica bicigrina, falta de tiempo, ganas o demasiados derbys. Ayer fue el enésimo, victoria azulgrana en el Bernabeu, merecida pero con muchas sombras...sobretodo en la actitud de los deportistas, continuamente en el suelo, quejándose de golpes inexistentes, teatreros, exagerados...mostrando al mundo lo contrario de los valores deportivos de fair play, superación o respeto hacia el adversario y la afición. Me venía contínuamente a la cabeza y, por descontado a la boca, las comparaciones con el ciclismo. Ya sé que soy muy pesado con esto, pero por encima de mi madridismo está mi ciclismo, y el ejemplo que dan tanto los profesionales como los globeros como yo, es que si te caes, te levantas y continuas...y creedme, una ostia en la bici no es como un plantillazo de Pepe.
Algo parecido me pasó en esta cuarta etapa y en las venideras. La noche en el albergue-colegio del horfanato no fue tan terrorífica como esperaba y dormí como un lironcito, surtió efecto el ibuprofeno y la crema reflex, dolores sí pero pocos. Un despertar natural, sin alarmas ni nada, rayos de sol filtrándose por las cortinas, los gallos y las golondrinas comunicándose entre ellos, algún tractor y yo apunto de caerme porque se me olvidó que dormía en una litera.
Me visto con la segunda equipación....ya que la primera está secándose, voy al jardin botánico trasero de la casa, cogiendo la llaves de la misma, que como se me olviden dentro si que la cago pero bien, y nada, la ropa igual de mojada que el día anterio...puñetero rocio mañanero. La engancho a uno de los multiples pulpos y cuerdas que llevo atrás. Estiramientos. Isostar en los botes de agua. Engrasar un poco la cadena. Bollo y pieza de fruta. No creo que el bar Oasis esté abierto después de que ayer le hiciera trasnochar, así que a desayunar en el siguiente pueblo, Medina de Rioseco, 11 kms por carretera mejor que por caminos, que hay hambre y los caminos no creo que anden muy bien, y más al ver los peazos de charcos que hay junto a la carretera, que creo que en más de uno había un socorrista.
Al fin una ciudad o sucedáneo de ella, Medina de Rioseco. Lugar interesante, aunque como diría mi amigo Txurren, ciudad de 1hora, es decir que en una hora las has visto y a otra cosa mariposa. Es curioso, pero desde Segovia no había pasado por una localidad con más de mil habitantes, y el cuerpo como que se me había acostumbrado a la tranquilidad y la paz campestres. Aquí el mero hecho de ver coches en doble fila, o una cuadrilla de peones abriendo las aceras me hizo sentir como Cocodrilo Dundee por las calles de Nueva York. Necesitaba un café con tostadas imperiosamente. Localizada la cafetería cuyo nombre no recuerdo pero no así el trato recibido dentro y su decoración, me introduje en la misma, no sin antes negar a un vendedor de la ONCE un cupón, pero ni corto ni perezoso le digo que me vigile la bici mientras desayuno....fue sin querer. Yo veia ladrones por todos lados, vamos que era un Paco Martinez Soria....que fácil es ruralizarse. Dentro parecía que había viajado a la españa de finales de los setenta. La cafetería no tenía paredes pintadas, estaban de madera cutre hasta arriba, sillones de sky, la barra forrada de cuero...yo de un momento a otro pensaba que entraba Jose Luis Lopez Vazquez por la puerta, piediendo desayuno para 10.
Me las piré sin decir adiós y mucho menos dejando propina...que malo maloso...y aquí me surgía una diatriba. A partir de aquí había 3 posibilidades de continuar el camino, y no era una en coche, otra en bus y otra a lo Moonwalker. Era por distintos caminos y uno de ellos era el del Canal de Castilla. Elegí este último por suerte, ignorancia o tropiezo. Fue otro momentazo del camino. Había circulado por carreteras, senderos, pistas, arenales, barrizales, entre montañas, subiendo puertos... pero me faltaba el circular por un Canal, y la verdad que es bonito, sobretodo visto desde fuera. Pedaleas a la sombra de álamos y olmos, un paraiso estrecho y largo que atraviesa durante kilometros una Castilla llena de cultivos de secano.
Tras unos breves kilómetros silvando por este camino se acaba lo bueno y aparece de nuevo la flecha amarilla indicándome que debo abandonar el Canal de Castilla. Siguiente pueblo Tamariz de Campos, que se ve en la lontananza siguiendo la línea recta del camino. Tras este pueblo semiabandonado, con numerosas ruinas reflejo de un pasado señorial, comienza mi periplo por pistas y carreteras, de contínuos subeybajas, de mirar a los lados y atrás con la duda enorme de que vas en la dirección errónea, de echar mano a mis hojas de la guia campsa, cada vez en un estado más lamentable por cierto, y de cagarme en el tío que se encargaba de pintar las flechitas amarillas...lo mismo alguna la pintó en el culo de una vaca, y claro, la vaca se mueve, y sobretodo, porque qué hay detrás de la vaca que ríe....un toro que empuja....;)
Fue por estos caminos arcillosos donde me pasó quizás la anécdota más entrañable de todo el camino. En mi pedaleo sin dirección y sin decisión, se me cruzó un pajarillo, quizás un zorzal o un tordo, había muchos como ese por allí. El bichejo en lugar de asustarse y desaparecer al acercarme yo, salía volando y se adelantaba una veintena de metros, posándose de nuevo en el camino, así sucesivamente durante un par de kilómetros, curiosamente hasta ver al fondo una localidad llamada Villalón de Campos, justo por donde tenía que pasar. Otro ni se habría dado cuenta, seguramente yo tampoco, pero en ese momento sí y lo pensé luego detenidamente mientras me comía mi bocata de fiambre de la tierra..."la de señales que nos da la vida y no nos enteramos".
Un pueblo bonito este de Villalón, con su iglesia monumenta, su pináculo, sus calles empedradas y su hombre de la garrota señalándome para donde tirar. Cuidado con esas garrotas porque las carga el diablo. Es increible pero ya estoy practicamente en la provincia de Leon, tras 4 etapas y más de 350kms. Parece que han pasado semanas desde que salí de Móstoles y la felicidad me embarga. Tengo la sensación de estar más cerca de finalizar felizmente mi viaje que de acabar antes en Móstoles.
Sahagún está cerca, el Camino Frances me espera, no hace el mal tiempo que se avecinaba, me encuentro de lujo y voy a llegar con tiempo de echarme una siesta. Mp3 a tope, James Holden llena mis tímpanos, aprieto los dientes y casi levanto los brazos al llegar a Sahagún, después de una recta eterna paralela al rio Valderaduey. Me las prometo felices.
Voy al clásico albergue que en su día fue un monasterio o algo así, pero aparece un paisano y me dice que hay un albergue mucho mejor a las afueras.Yo como me hago caso de todo el mundo me voy donde me dice, sobretodo tambíen porque me comenta que lo regenta una brasileña que está tremenda. Son 4 días en alta mar y la carne es débil.
Al ver el albergue dudo si por la noche tendrá luces de neon rosaceas intermitentes, porque madre mia que garito, que esculturas en la entrada, que colores magentosos, que gente más rara. Solo faltaba yo. El dueño me recibe como si fuera Lawrence de Arabia, faltan unas niñas virgenes tirando pétalos de flores a mi paso...me siento agasajado y querido a su vez, que raro es todo. Más aún cuando, sin saber por qué, me quejo de mi espalda. El dueño no tarda en decirme que me dan un masaje y listo, lo dice mirando a la brasileña, yo la miro, creo que me ha guiñado un ojo, estaré mareado, ella estará enferma o ciega, me miro, doy asco...me ducho, veo una camilla al salir de los baños, me dice el maromo que me tumbe bocabajo, desaparece, rezo porque aparezca ronaldinha, pero aparece Pardeza y me deja fino catalino, me sumará el servicio al coste de la estancia, cago en to...ya estoy en la ciudad y me engañan.
Paseo por el pueblo mientras me apañan la bici en una tienda. Crisis. Es una hora dando vueltas por un pueblo de visita obligada de 30 minutos. Llegó a la tienda y me comenta que la bici de lujo pero el transportin con su arandela del 15 puesta por Javier en Valsain, tiene los días contados. Está rajado de tal manera que se va a romper mañana a las 9 en punto, justo cuando salga del albergue. Soluciones:
a) Esperar a mañana por la tarde que me traen ellos un transportin
b) Comprar una mochila y llevarlo todo en la misma
c) Buscar un taller de aluminio para que me lo suelden
Opto por la c. Me voy al polígono industrial del pueblo, es decir, dos naves que curiosamente hacen lo mismo, trabajar el aluminio...pero en este caso, no el mío. Un muchacho de descendencia romana, porque vaya manos que tenía, me comenta que para aguantar hasta Leon(50kms) le compre una pasta que se vende que sirve para pegar metal, y un poco de cinta americana. Así que vuelvo al pueblo a toda leche, porque son las 19:45 y cierran a las 20:00, si no lo han hecho ya, y localizo la ferretería. La muchacha, muy amable, me explica varias veces como usar dicha pasta, y a puntito estoy de hablar en tono Forrest Gump para que me lo hiciera ella, lo de la pasta digo....;) pero no cuela. Vuelvo al albergue, anochece, hace frío, tengo hambre y me siento como que estoy incubando algo y no es nada bueno. Que puto stress. Uso el mejunje ese sabiendo desde el primer momento que no va a funcionar para nada, y más cuando pasan unos peregrinos forasteros, que dicen algo en su idioma y señalando mi causa perdida con un tonito más que dudoso.
Sea lo que sea, lo dejo estar...guardo mis cosas, arranco el facebook que lo tenía abandonado y....emoción es poco. Veo mogollon de comentarios de ánimo, apoyo, chascarrillos, joder que fuerza da eso. Y todo gracias a las crónicas Txurreniles. Mi buen amigo Luis me llamaba todos los días y yo le comentaba las jugadas, y el muy grande las escribía luego en el Face, todo ello mientras yo no me enteraba de nada y pedaleaba cantando un la la laaaaaa.
La verdad que gracias a eso y a la experiencia adquirida en estos días me preocupaba muy poco lo de la bici, si se jodia como si no, llegaría con lo puesto, con mochila, andando o haciendo el pino puente, sabía que ese viaje lo iba a terminar.
Minutos despues, cenando una hamburguesita, dicha seguridad se vino abajo. Todos los días habia tenido problemas mecánicos pero ninguno físico, prefería los físicos a los mecánicos, pero ahora que veía que por la banda izquierda aparecía la señorita flora intestinal me asusté un poquito. Mala noche? para nada, lo dicho anteriormente, la experiencia adquirida y la capacidad para no pre-ocuparse me vino muy bien para dormir en un albergue lleno de peregrinos con un monton de vivencias, aventuras, sufrimientos e historias.
Castromonte-Sahagún. 80kms. De Valladolid a Leon. Por fin el Camino Frances, este sí que me lo conozco bien. A partir de ahora a practicar mi ingles.

Por cierto, los peregrinos foráneos que me refería antes eran catalanes, y que gran falta de respeto hablar de mi, delante mía en su idioma. Así mal vamos.

jueves, 21 de abril de 2011

El viaje de mi vida. Etapa 3











Nos acostamos pronto, aproximadamente a las 11 de la noche. Mi compañero a las 11:05 estaba durmiendo, y a las 11:06 ya estaba roncando, menos mal que me avisó y me recomendó que durmiéramos con una cama de por medio para que no me molestara sus ronquidos...y por todos es sabido que las camas y en especial las literas, son unos elementos aislantes cojonudos. Así que al principio me pareció gracioso pero luego ya era como en los dibujos animados, una habitación a oscuras y unos ojos abiertos, con unas venitas rojas irritadas. A las 6 de la mañana Ovidio se preparó y marchó una hora después, ahí aproveché para intentar dormir un par de horas en condiciones y vuelta a la rutina...abrir y cerrar de cremalleras, ruido de bolsas, buscar una muda seca, calcetines limpios y directo al bar para desayunar como es debido.
Es la tercera jornada y ya empieza uno a resentirse físicamente. La verdad es que de fuerzas andaba bastante bien, quizás mejor incluso que al principio, pero en cuanto al tema posaderas...cada vez que montaba en el sillín me venía a la cabeza la imagen de los culitos de los chimpancés, rojos, hinchaditos y bastante asquerosillos, la verdad...
Al no haber ninguna guía escrita de este camino, yo durante un árduo y duro proceso de documentación sobre el mismo, la noche anterior antes de salir de Móstoles me apunté las cosas a tener en cuenta, hostales, albergues, tiendas bici, kilómetros, puertos, etc... puntos peligrosos y posibles errores que cometería.
Uno de ellos se encontraba en esta etapa. Me adentraba en la Tierra de Pinares, una zona reforestada de Castilla en la que al igual que se practica el cultivo de secano como el de regadío, también se plantan pinos, y por favor no hagamos bromas al respecto. Así que, yo que me esperaba paisajes secos, yermos y sin sombras, resulta que me encontré auténticos vergeles y oasis en mitad del desierto. Y os preguntaréis donde está el peligro de los pinares...pues no en ellos, ni en la posibilidad de que te callera una piña encima, sino que al ser una tierra de aluvión (no de alubias grandes), donde confluye cantidad de ríos nacientes en el Sistema Central, pues la tierra y los caminos son auténticos bancos de arena. Los caminos se convertían en verdaderas dunas, siendo imposible pedalear y yendo más de una vez al suelo sin darte tiempo a quitar el pie de la cala.
Recomendaban ir por la carretera, pero era por la mañana y tenía ganas de perder el tiempo, con lo cual derechito a los caminos entre pinares. Y bueno, a veces era bastante frustrante el poner pie en el suelo, andar 1 km con arena hasta los tobillos pero también era de agradecer el poder respirar los olores de un pinar en primavera, oir los pájaros carpinteros, el cantar del cuco o que te sorprendiera el batir de alas de un águila despistada casi encima de mi cabeza. A todo esto me encuentro con mi "buen amigo" Ovidio, no puedo evitar pararme con él, darle un toquecito de atención, preguntarle como su mujer sigue viviendo con él, y compartir unos cuantos dulces y un trago de zumo. Una foto de despedida y sigo con mi camino.
Durante kilómetros transcurro paralelo al río Eresma, el cual forma un profundo cañón en mitad de la llanura castellana, y provocando una mezcla de bosques de rivera, encinas y pinos a sus márgenes. Sin darme cuenta, ha sido mi compañero y lo será durante muchos kilómetros, desde su nacimiento en Valsaín hasta su desembocadura cerca de Tordesillas.
Atravieso la monumental localidad de Coca, aquí es donde dormirá Ovidio. Son unos 25kms desde que he salido y le admiro, porque en bici es duro, pero andando el camino es duro y eterno.
Según la guia hay una bajada suave hacia el río Voltoya y de ahí una subida igual de suave y se continúa por la llanura castellana...y unas narices, que en esa cuesta creo que me puse a hablar en paralelo con una hormiga, y la tía iba cargada con una cáscara de pipa y todo...
A partir de ahí nada de nada...rectas y más rectas, atravesar de pueblos semiabandonados, establos, más rectas, una discoteca en mitad de la nada y con muy buena pinta "Studio 54". Miré el gps, 30 kilómetros de apenas nada, viéndome en la obligación de avisar al bueno de Ovidio, de que comprara de todo en Coca porque por allí solo iba a vivir de piñones, espárragos trigueros y el agua de los charcos.
Creo que la edad media de las personas con las que me crucé rondaba eso...La Edad Media, una auténtica pena el abandono del campo hacia las ciudades, aunque dicen ahora que con lo de la crisis la gente se vuelve para el campo, aunque yo creo que es para robar cobre, melones y borregos.
Y en mitad de ese aislamiento del hombre veo una recta larga, un camino que parece en buen estado, a su izquierda cultivos verdecitos y a su derecha el barbecho y un sistema de regadío, parece que con poco uso. Pero es como cuando a un animal capullín se le pone un trozo de carne jugosa encima de unas hojitas verdes y virginales, se mosquea, olisquea, mira alrededor y al final puede su hambre y su ego y salta a por la comida fácil....ZASSSSS...agujero en el suelo y ahí se queda. Pues a mi me sucede algo parecido, pero sin comida ni nada. Fueron no más de 200 metros, yo con mi musiquita technohouse a tope, cuesta abajo, la la laaaaaa... y noto que no avanzo, que algo me tira para atrás, algo me salpica las piernas, los brazos, la cara...barro, barro en cantidades industriales, tanto que la bici se atranca, la cadena desaparece en el lodo, hay tanta tierra en el transportin que la tengo que quitar a dos manos, vamos que podía haber hecho una tinaja. Al fondo veo a un labriego con su tractor John Deere, le hago gestos con las manos para que se acerque, y el tío muy majamente lo hace. Sin parar el tractor y mucho menos bajarse me dice que el único sitio con agua por allí es una gasolinera que está a unos 5 kilómetros, asi que nada, 5 kilometros andando y cagándome en todo. Aprovecho para explicar que si me hubiera puesto a dar pedales, me habría cargado cadena, rodamientos...y por allí no había muchas posibilidades de encontrarse con otro Javier de Valsaín. Pues nada, 5 kilómetros aguantando moscas, avispas, ruido de coches y rezando que en la gasolinera hubiera lavado a presión.
Solucionado el tema y engrasada la bici, prosigo la marcheta. Es el mediodía y el calor aprieta. Llego al río Duero a su paso por Puente Duero, y me meto un platazo de macarrones con chorizo que quita el sentido. La verdad es que estoy feliz. Al principio empecé con un nudo en el estómago, angustia por el que pasaría y sobretodo, si lo que pasara se podría solucionar, averías, lesiones, caidas o perderse... Y al ver que todo ello, efectivamente, me estaba pasando pero aún así lo iba afrontando, solucionando, solo o con la ayuda de la gente, te hace ganar en confianza y a su vez en disfrutar del viaje.
Es en estos momentos, cuando te da por filosofear, no por culpa de los macarrones, si no porque estás comiendo solo, en un sitio desconocido y tu única compañía es la cámara de fotos, el gps y el móvil. Es ahí cuando aprovechas para llamar a todos los amigos que estan pendientes de mi, que igual que se sorprendían de mis avances y mis aventurillas, yo también me sorprendía y me emocionaba al escucharles y sentir su cariño y aprecio hacia mi. Gracias a Auñon, Santi, Txetxu, Txurren...
Bueno que me pierdo... y me perdí de verdad. Al llegar a Simancas, que muchos lo conoceréis por ser el lugar donde está el archivo real, y que yo lo recordaré por la cuesta del 10% para superar la depresión producida por el río Pisuerga. Yo no sé si en esa cuesta, con los macarrones todavía atravaseando el duodeno, nublaron mi vista, pero perdí de vista las flechas amarillas, empecé a preguntar a los paisanos, pero por allí solo estaba el Pali, el Fandi y el Vaquilla buscando algun poblado chavolista. Así que tiré de mis mapillas arrancados de la guia campsa del 97, mi poder de orientación y de mi manía como hombre de no volver a preguntar. Miré el mapa, miré la carretera, volví a mirar el mapa, lo guardé y dije..."por ahi!"... y despues de atravesar la Tierra de Pinares me comí todos los Montes Torozos, que no son muy altos pero si muy puñeteros, di un rulo de unos 20kilometros, subiendo dos puertecillos que no tenía por qué haberlo hecho. Y os preguntaréis por qué lo sé, pues muy sencillo, porque pregunté a dos ciclistas a posteriori y los muy majetes me indicaron por donde ir y me recalcaron que lo que había hecho era una estupidez, en otras palabras, pero una estupidez al fin y al cabo.
Eran las 6 de la tarde y quería recuperar lo perdido en el primer día, con lo que continué un poco más. Error. Apunté mal un albergue y después de pasar el pueblo donde tenía planeado dormir, decidí dormir en el siguiente que también tenía albergue...pues no, no lo había y aparte para llegar a ese pueblo, no lo hice por otro sitio que recto, como los burros, asi que sendero al 20% entre piedras, me bajé de la bici, cagándome en el pueblo, en el sendero, en mi y en el pavo que se estaba fumando un porro a la entrada del pueblo y quien me dijo que el próximo albergue estaba a 20kms...
7 de la tarde y un poco agobiado, tiré de carretera, apreté los dientes y los ultimos 20 kilometros los hice a tope con temor de que cerraran el albergue o vete tu a saber. Acerté con ello, porque el albergue estaba abierto, ya que el que lo cuida vive al lado, pero el único bar del pueblo estaba cerrado y lo lleva un abuelete, que si llego un poco más tarde el pobre hombre se habría acostado y habría cenado entonces barritas muesli con un ciruela reseca.
Bar Oasis, te cagas, y dentro como si estuviera en la serie "la señora". De cenar la mujer del abuelete me hizo filete de lomo con dos huevos, no había más para elegir y me sentó de miedo, les cogí el mando de la tele, puse el inter-barÇa de la champions, la gente del pueblo vio que estaba abierto el bar y se metieron a verlo, unos chavales de 15 años se pusieron a mi lado a verlo y beber anís, la abuelita a mi izquierda se me quedó dormida, el abuelete diciéndome que esa tierra estaba abandonada a su suerte, y yo asintiendo porque era y es verdad.
Les dejé en su bar Oasis, paseé por las calles del pueblecillo, Castromonte, en su día un pueblo importante, hoy sombra de lo que fue, charlando con Auñon y despertando a todos los perros del pueblo. Y dándome cuenta que lo que no quería era ir a dormir, porque el albergue era un antíguo colegio de la república, con capacidad para 20 personas y estaba solo... Iker Jimenez ha hecho mucho daño en mi cabecita y solo veía niños de la guerra paseando con babys y arrastrando cadenas...
12 horas sobre la bici. 130 kilómetros. Amanecí en Tierra de Pinares, viendo en la lontananza el Sistema Central, atravesé los Montes Torozos cerca de Valladolid, crucé el rio Duero y finalicé en la Tierra de Campos, observando a lo lejos la Cordillera Cantábrica. Gelocatil, galleta de chocolate, trago de aquarius y cadena Ser a tope para no escuchar nada en esta sala.

martes, 19 de abril de 2011

El viaje de mi vida. Etapa 2






Todos los que habéis hecho el camino sabéis de antemano que se madruga si o si, no se sabe muy bien por qué, pero se madruga. Asi que yo me levanté a las 9 de la mañana porque todavía no tenía la sensación de que lo estaba haciendo, y que coño, porque se está de lujo en una cama de 1.35, con tv, mantita, ducha...vamos todas las comodidades que te puede dar un hostal de carretera.
Había una gran incertidumbre en mi cuerpecín de 70 kilillos, después de la dureza del día anterior como que te planteas por qué narices se hacen esas cosas...y más si al levantar la persiana de la habitación veo en primer lugar la señar del Cercanías, y detrás la sierra de Guadarrama, la cual la cruzaría por el bonito puerto de la Fuenfría. La tentación era grande....pero como me dijo Auñón..."tira pa´lante que todavía estas cerca para que me llames y vaya a buscarte".
Asi que nada, preparo los bártulos, que por cierto es lo más pesado del camino...todo va en bolsas, separadas por colores, atadas con gomas para hacerlas más compactas, equilibrando el peso a un lado y a otro de las alforjas...vamos, diversión pura y dura, y me bajo al restaurante. Ahí me subió la moralina bastante porque compartí desayuno con el equipo nacional colombiano de ciclismo, que estaban entrenando por allí. Yo lo veía todo un poco sospechoso, porque unos colombianos entrenando en Guadarrama, en un hostal de segunda y con las de montañas que hay en su país...Y para colmo me vino una familia inglesa, que les explicara como llegar a Santander en coche...era la época en la que el volcán islandes se la estaba liando a los ricos, porque los pobres y los aviones la verdad es que no se llevan muy allá...Pues en mi inglés les expliqué como llegar por un atajo que yo me conozco, con lo cual yo creo que ahora mismo estarán empadronados en Palencia o en Reinosa, por lo menos.
Como véis, el camino no es pedalear solo, sino más bien hacer el vago y retrasar lo máximo posible lo de dar pedales. Pero ya no se podía demorar más la cosa, el sol increiblemente comenzaba a calentar la tierra y era el momento de subir un puerto de 1800 metros. Desde Guadarrama son aproximadamente 23 kilometros de subida pero muy relajadita, o como diría Santi..."falso llano a tope Filete". Es un paisaje espectacular, muy recomendable en primavera, porque a primera hora de la mañana se mezclan muchos olores, la bruma, el rocío, las flores, el ganado pastando, los cencerros, alguien talando, el verde sano de la montaña, las nieves de primavera...es genial, pero no estaba tranquilo porque el transportin seguía dándome problemas. Era demasiado peso y rozaba contínuamente con la rueda de atrás...solución? hacer como que no sé nada y seguir para adelante, como muchos padres con sus hijos que prefieren no saber, no mirar o no pensar...:) pero no todossss
En la subida conocí un caso más de paro, un pobre hombre con cincuentaitantos tacos, recién despedido y que con lo poco que tiene mal vive en el pueblo de Cercedilla, y la única ilusión que tenía era coger la bici y perderse por los caminos que hay por el valle de la Fuenfría, una historia triste que hay que escuchar pero que disimuladamente aumenté el ritmo porque lo que menos necesitaba oir son los problemas del día a día...un ratejo si pero no en rampas del 8%, con 10 kilos de peso atrás y con el run-run del transportin. Más adelante me encontré con un regimiento del ejército, que estaban de maniobras aunque yo creo que estaban más bien de ginkana, buscando algún tesoro escondido debajo de alguna piedra..y lo único que pensé es que no entráramos en guerra porque mal asunto...
Coroné, disfruté del bollo, obsequio de la buena de Bárbara, recargado de kilocalorías, con la moral por las nubes, me sentía de lujo, visualizaba una bajada de 30 kilómetros hasta Segovia, comida en la ciudad y a seguir por las llanuras castellanas...Esquivando piedras enormes, bloques de hielo y nieve y observando la enorme mole nevada de Peñalara a mi derecha me sentía un auténtico privilegiado, nada me podía parar...y pensé en la frase de Auñon "tira pa´lante que aun puedo ir a recogerte"...pues si se me fastidia algo por aquí estoy bien jodido y....ZASSS...transportirn partido y todo el equipaje esparcido por el camino. Situación: 1700 metros de altura, el pueblo más cercano estaba lejos, frío y escasa cobertura en el móvil. Llamo a Auñon y le comento la situación, como buen colega que es me dice que irá a buscarme por la tarde (era las 12 del mediodía), no puedo hacer otra cosa así que escondo las cosas detras de unos árboles para luego volver a por ellas, con un sentimiento de derrota pero qué le íbamos a hacer. Cuando en ese momento aparece un guarda forestal o similar que me pregunta la situacion: "a ver Juanma minuto y resultado", le comento mi aventura y decide bajarme las cosas al pueblo de Valsain y ahí ya vería que hacía yo. Ok colega. Le doy mis cosas a un desconocido y bajo trás él en bici, observando que el carro que llevaba detrás perfectamente podía albergar una bici como la mía, pero claro ya era rizar el rizo...le pierdo de vista y ni idea de como llegar a Valsaín. Llegar es fácil pero preguntar por un tal Javier que tiene un Patrol blanco pues como qué es peor...le conocen pero no le han visto, me empiezo a mosquear y a cagarme en mi estampa, y justo en ese momento aparece, yo disimulo mi mosqueo y como cambia mi cara, cuando saca de la parte de atrás de el coche el transportin arreglado..."nada, me he ido a mi casa y le he puesto un cierre nuevo yo creo que te aguantará". De la única manera que puedo darle las gracias es con un abrazo e invitándole a tomar algo en el pueblo, lo primero me lo acepta, lo segundo no, dando gracias porque lo único que hay por allí son asadores con lo cual la cosa me saldría cara. Allí dejé a San Javier, patrón de los desastres como yo, y pedaleé cuesta abajo, atravesando la bonita localidad de la Granja, para acontinuación por un carril bici acercarme a Segovia, observando a mi izquierda lo imponente que son los 7 Picos, la Mujer Muerta y el Mojon de Trigo, todos ellos por encima de los 2000 metros y con abundante nieve, campos de cultivo verdes, pastores con sus rebaños, el viento dando en mi cara, y yo acariciando la flor que tengo en el culo...:)
Comida rápida en Segovia, preguntando a los taxistas como salir de la ciudad por el camino de Santiago, perdiéndome un poquillo y al final encontrando la carretera que lleva a Zamarramala, cuesta al 10%, foto a la iglesia de Verazcruz o como se llame, que Auñon dice que es un rareza porque su planta es octogonal, 8 lados para aquellos estudiantes de la ESO, y foto también desde allí al Alcazar de Segovia, inspiración para Walt Disney en la peli de Blancanieves o la Cenicienta...yo es que soy más de las tortugas ninja...y bueno, eran las 4 de la tarde y ante mí se imponía la meseta castellana, caminos rectos e inexplorados por mí, con lo cual algo de congoja me entraba. Fueron kilometros de disfrute, de mirar atrás contínuamente y ver como se alejaba poco a poco la Sierra de Guadarrama y en primer término la ciudad de Segovia...atrás urbe y sitios conocidos, al frente ruralismo, boinas, garrotas, monos de trabajo, tractores, perros sueltos y gente que se lleva la mano a la frente para taparse el sol y mirarte con cara de "si te mandas no vas".
Es tarde y quiero finalizar, por fin voy a dormir en un sitio que tenía planeado más o menos, Santa Maria Real de Nieva, nombre largo para un pueblo pequeño. Es curioso lo de estos pueblos, antes de entrar ya saben que vas a llegar, y en la plaza del pueblo un chaval me dijo que si era peregrino me diera prisa porque el dueño del albergue se iba a Segovia y si no no podría entrar...hasta aquí hay stress. Después de 90kms y con la de cosas que mis ojos habían visto en lo que llevaba de día, tenía que apretar para buscar a no se quien. Afortunadamente lo conseguí y bueno, lo que queda es simplemente que compartí albergue con un tío llamado Ovidio, 66 años, 15 caminos de santiango a sus espaldas y que me secuestró toda la tarde-noche...obligándome a ver en un bar una corrida de toros, hacer fotos al pórtico de la iglesia, conocer la plaza de toros más antígua de España, que estaba en ese pueblo...en definitiva, pasar un buen rato y luego no dormir porque el tío ronca como Homer Simpson en ese episodio que roncaba hasta por los ojos.
Un día duro y lleno de sorpresas, y con un montón de pequeñas lecciones que te hacen tomar nota y seguir hacia delante, porque cuando parece que los problemas no tienen arreglo aparece una solución de lo más inesperada.
89kms de Guadarrama a Santa Maria Real de Nieva. La soledad del día anterior ha sido sustituida por momentos de amistad desinteresada, saludos a 30 por hora, estrechar de manos y brazos por el hombro con totales desconocidos. El mundo es un desastre y un lugar en lineas generales hostil, pero hay una pequeña franja del mismo, de unos pocos metros de ancho y unos cuantos centenares kilometros de largo, en los que esa hostilidad desaparece, es un lugar bueno donde da gusto vivir y ser humano.

lunes, 18 de abril de 2011

El viaje de mi vida. Etapa 1






Hoy justamente hace un año que comencé un viaje incierto, con un destino claro pero que no lo tenía tanto su finalización. A estas horas despertaba de una siesta más que reconfortante en un hostal de Guadarrama...paseando por sus calles...conociendo al cura de la iglesia para que me sellara el "pasaporte" y tomando un cafe en compañia de mi buen amigo Auñon y su novia Barbara.
Jamás pensé que pasara del amor al odio por la bicicleta en unas horas, pero así fue. Creo que ha sido el día más duro de mi vida sobre una bici. A los nervios por comenzar un viaje tan largo y sorpresivo, le tenía que añadir la clandestinidad del mismo...bueno clandestinidad tan solo con mi madre, que la pobre se pensaba que iba acompañado, y bueno, el intentar que todo saliera lo mejor posible, sin caidas, sin averias gordas, con el mejor tiempo posible...en fin un monton de cosas que se te pasan por la cabeza.
A tiempo pasado, recuerdo que fue el peor día de todos, pero claro, si empiezas con lluvias torrenciales, barro hasta las orejas, problemas con el equipaje, en tan solo 30kms...pues era como para darse la vuelta. Y creedme, se hace duro porque si miraba al frente lo único que veía eran nubarrones negros y si miraba atrás veía sol, cielo, nubes claritas y mi querido Móstoles. Tenía la sensación de que fuera donde fuese el nubarrón lo llevaría encima...ay si me oyeran los murcianos, me ponían un apartamento en la Manga del Mar Menor.
Empecé el viajecito un domingo y mi intención era dormir en Segovia. En mi pda particular (papel de apuntar) tenía todos los teléfonos de los albergues a partir de Segovia, porque antes no hay ni uno, y en ese caso hostales y pensiones...vamos por todo lo alto. Pero claro, todo a partir de Segovia, porque cómo no me iba a hacer 120kms con 3 puertos de por medio en un día, saliendo a las 10 de la mañana, con 10kg de equipaje y con más nervios que en el día de mi primera comunión... Pues eso, que nada más llevar unos 10kms los primeros problemas, junto a un campo de golf de Villaviciosa de odon.El transportin se iba para todos los lados, es decir hacia lo contrario que lo de su especie...quedarse quieto. Y yo con los pulpos intentando agarrarlo...un mecánico ávido llevaría toda clase de herramientas de última generación...yo pulpos, bridas y una navaja...
La cosa estaba complicada pero ya a partir del km 30, y llevando 3 horas de ruta, es decir a una media de 10 por hora (lo nunca visto) comienza la primera subida gorda. Esta vez acompañado de una pareja muy maja que se quedaron un poco boquiabiertos al conocer mi historia...pero no por esa gran gesta heróica que estaba haciendo, sino más bien por la tara que llevaba colgando que no era poca. Pues fue subir esa primera "tachuela" y empezar a llover...tranquilidad que llevo chubasquero para mí y para las alforjas. 5 minutos después estaba en un marquesina empapado hasta los calzoncillos que estaban resguardados en tres bolsas de plástico, y viendo como pasaba la pareja feliz..."buen viaje!" me gritan, y yo no sé si mandarles a tomar por culo, darles las gracias o preguntar cuando pasa la blasa que va a Mostoles.
Hago lo que mucha gente hace cuando ve llover guarecido donde no es su casa, ni su portal ni na de na...sacar el brazo, arrimar la oreja y decirse a si mismo "parece que flojea", sales de tu refugio convencido que en 5 minutos ha parado y tan ricky martin...5 minutos despues estaba debajo de una encina, mojandome el doble...porque claro no es lo mismo la protección de un arbol que la de una marquesina.
La situacion es insostenible con lo cual decido algo todavía mejor, para mojarme quieto me mojo en movimiento, asi que arranco y se produce el colofon final...perderme. Pero cómo puedo perderme por estos caminos que justo hacía una semana los había explorado para quedarme con la copla...pues eso. Creo que di vueltas en círculo durante unos kilometros, ya cuando vi el cartel de una sinagoga o secta o yo que coño sé, en mitad de una dehesa en Colmenarejo, decidí volver sobre mis pasos. Menos mal que vi a un chaval con la misma tara que yo o incluso más...que con la que estaba callendo no se le ocurre otra que salir a correr, me indicó más o menos bien, y proseguí mi camino. Por supuesto, ni le pregunté como llegar a Santiago, ni a Segovia...ya habia decidido dormir en Cercedilla, así que se lo pregunté de una manera muy simple..."para ir para allá?"..."sigue por ahí todo recto y cuesta abajo". Me convenció lo de cuesta abajo. Cuesta abajo mola, pero si llueve a cantaros no tanto...eso no era un camino, era el descenso del Porma en los Picos de Europa.
Al finalizar la bajada, y cagandome en todo lo habido y por haber, empezando en mi mismo, of course, se habrió otro hilo de esperanza...un puente. Fue guarecerme de la lluvia y ver como salía el sol...estuve por hacer el amago "seguro que saco una patita, se cierra el cielo y llueve" pero no tenté. Fueron unos minutos de reflexión, de estudiar la situacion, de relajarme y por supuesto de secarme enterito. Me desnudo que por aqui no va a pasar nadie...y con todo colgando...TACHAN...un chaval con una canoa en la cabeza. Frenazo y cruce de miradas. Pero como dos buenos taras sin novias, porque todo hay que decirlo, si tienes novia ni haces el camino de santiago solo y ni te vas un dia de lluvia, con tu canoa, al pantano de Valmayor. Y más como me dijo el chaval, que yo me he mojado por arriba, pero el por arriba y por abajo,vamos que era la mortadela de un sandwich. Muy majete, se ofreció a llevarme de vuelta a casa, y la tentación era grande pero gracias a ese sol que no se escondió, me lié la manta a la cabeza o más bien la toalla, enganché las calas a los pedales y continué, dandole las gracias y animado por sus palabras. Que importante es el sol, ahi me di cuenta lo mal que lo pasa a veces mi amiga Arantxa, allá en el norte.
Eran las 4 de la tarde y tal y como pintaba la cosa acorté la etapa aun más si cabe. Decidí finalizar en Guadarrama, en un hostal que ya nos hospedó a mi buen amigo Auñón y a mí en otra aventurilla loca por esas tierras.
Entrando al hostal era imposible evitar las miradas de los allí presentes. No tenía ganas de hablar, asi que solo pedi una habitación, pregunté donde poner la bici y si había misa por la tarde. Todo ok y la misa como siempre a las 7. Allí me dirigí despues de una siesta con algo de fiebre, andando por las calles de este pueblo serrano me planteaba muchas cosas, y más cuando entré en la iglesia, que no me casaría en la vida. Porque mientras esperaba al párroco para que me sellara el "pasaporte", estuve con una pareja que se iba a casar y estaban haciendo los cursos prematrimoniales...en fin, así es España.
Despues me visitó el gran Auñon y la gran Barbara, un café, unos cuantos bollos y otro para el día siguiente (gracias Barbara). Una despedida en plan, nos veremos dentro de una semana y directo a la habitación.
Es curioso, me encanta la soledad, pero en esos momentos me doy cuenta lo dependiente que soy de la gente, de mis amigos y mis familiares. Y solo llevaba 62kms y 24 horas de ruta...