lunes, 20 de septiembre de 2010

Bola del Mundo. El final perfecto






La Vuelta ya ha acabado. Justo estoy escribiendo estas líneas cuando hace dos días sobre estas horas, pasábamos frío unos cuantos amigos a 2100 mtrs de altura. Pasábamos frío durante 3 horas, de pie, sentados, comiendo queso y chorizo, abrigándonos con nuestras banderas, con las afropelucas que llevábamos a modo de atrezzo, intentando sintonizar algo del exterior, recibiendo llamadas de amigos que no pudieron venir, llamadas que se entrecortaban por la pérdida de cobertura, por el frío, por lo nervios...La piel la teníamos de gallina, seguro que la gran mayoría por el frío que a esas alturas se te metía hasta los huesos, pero también por los nervios y la tensión que te producía el paso de algunas motos, el sonido del helicóptero, la subida de miles de aficionados desde el final del puerto de Navacerrada. Ya han hecho el primer paso los ciclistas. Suben hordas de aficionados con sus banderas, sus bicis, las neveras, senderistas, curiosos, turistas...esto es algo inaudito para una Vuelta a España, creemos que la etapa va a formar parte de la historia del ciclismo.
Siguen subiendo aficionados con sus bicis, totalmente atrancados y no podemos evitar animarles y también pensar que si ellos están parados como subirán los pros despues de 170kms de etapa, después de 3000kms de carrera, después del día de perros que está haciendo. Es pensar eso y abrirse el cielo al oir el motor de los helicópteros, espías sonoros que nos indican por donde van las estrellas, ya están cerca...Me llama Santi y me dice que Ezequiel ha atacado y le saca 20" al lider. 2º contra 1º, mi primera etapa, final mítico siendo la primera vez que se sube, niebla, frío, amigos...el final perfecto. Gritamos que Ezequiel ha atacado y todo el público a nuestro alrededor grita lo mismo, jalea a Ezequiel sin verle, pero seguro que nos oye por encima del ruido de motores, silbatos y claxons. Aparecen los protagonistas varias curvas más abajo, subiendo por una pista de cemento típica de los pueblos, bicis de carbono rodando por pedregales, solo falta ver las imágenes en blanco y negro. No podemos evitar gritar "Ezequiel, Ezequiel..." al verlo en la lontananza, jaleado por cientos de aficionados, rodeado de motos y cámaras...un gallego que siempre ha sido un ciclista anónimo y en ese momento era el centro de atención e ilusiones de miles de aficionados al ciclismo, y por unos momentos pedaleando en solitario hacia el olympo ciclista, metafórica y literalmente hablando. Y tras él, a unos escasos metros, el líder, italiano, joven, atractivo, con un futuro prometedor. Escasos metros que en esos desniveles son muy difíciles de recuperar. Eran 20" los que tenían de diferencia, y 40 " los que separaban al verterano gallego de conseguir ganar una Vuelta. Éramos testigos en esas 6 curvas de herradura de un final perfecto, y es imposible, aunque no tengas el amor que tengo por este deporte, evitar emocionarte de lo que ves, porque sabes lo duro que es subir esas rampas, lo difícil que es afrontar todas las mañas de 3 semanas, el levantarte para estar pedaleando 5 horas a tope. Llega a nuestra algura, una curva de herradura al 22%, nos quedamos afónicos todos por nuestro gritos, sabemos que no podemos empujar físicamente pero pensamos que nuestros gritos de ánimo harán que vaya más rápido y sobretodo, que no se sienta solo, que estamos como el. Son segundos en los que cada uno vive su pequeña historia particular, grita lo primero que le viene a la cabeza, se nos cae las pelucas, pisamos las banderas, apartas un hombre para ver mejor...ya ha pasado, solo has visto unas piernas curtidas, una boca abierta extenuada, una mirada perdida en el cemento, un deseo enorme de llegar y ganar y sobretodo, la sensación de ver a un buen trabajador, que ha atacado por deber aun a sabiendas que no llegaría. Eso es algo que ya no se produce en el ciclismo y en muchos otros deportes y aspectos de la vida, el sentimiento del deber.
Segundos despues pasa el lider, con otra cara, con otro semblante y apenas animado, lógico por otra parte, pero también se merece el reconocimiento y respeto por parte de todos, le da color, calor y emoción. No va a perder la carrera, seguro pero da igual. Este deporte se caracteriza por no tener tifosis, ultras, ni seguidores radicales...rara vez se silba a un deportista, porque junto al marathon, es el deporte que más de cerca ves a que lo practica y ves lo que sufre y padece. Despertándote un sentimiento por encima de todos, el de respeto.
Siguieron pasando corredores. Y nos quedamos hasta ver a los últimos, los sprinters, los rodadores, los anónimos y también los "currelas", a esos si se les permite ser empujados literalmente, lo necesitan, porque son los trabajadores del 80% de las etapas, los que no salen en la tele pero sin ellos, los grandes no serían grandes.
Y los grandes no serían grandes sin aficiones como esta. Un orgullo de haber estado donde estuve y por quien me acompañó. Que gran día de ciclismo gracias a Topo, Txurren, Tanque y Auñón...los pelochos de la Bola.
Final en la Bola, final de la Vuelta, final del verano. Final Perfecto