jueves, 7 de octubre de 2010

El Hombre del Mazo






Tengo en la cabeza decenas de rutas, puertos espectaculares o viajes ciclistas para contar. Pero hoy, aprovechando la salida que he hecho, voy aprovechar para hablar de ese señor que nos acompaña siempre, sigiloso sigue nuestra estela, a veces somos más rápido que él y no nos coge, pero otras nos agarra bien de la culera y no hay quien se escape. Es el Hombre del Mazo.
Es de suponer que hoy me ha visitado pero bien visitado. No ha parado de darme collejitas, perdidas en el móvil, de señalarme con el dedo... Lo malo de este señor es que, al igual que tu vecino del 3º, no sabes cuando va a aparecer, y siempre que lo haga será en el momento menos indicado. Y aunque hayas llegado a casa, estás comiendo o intentando dormir, le tendrás que poner un plato más o hacerle hueco en la cama. Porque el muy cansino no se irá hasta bien entrada la tarde. Ahora mismito se acaba de ir y me deja escribir tranquilo.
La sensación es muy estraña. Puedes tener el mejor día de tu vida, seguro que te has alimentado mejor que nunca, has desayunado fuerte, cenaste todavía mejor e incluso dormiste 8 horas. Comienzas a pedalear, te hidratas, paras, comes, te relajas, vuelves a beber, te confías, aprietas, ves que el final de la etapa está cerca, pero...Una simple cuesta, casi sin pendiente, te hace levantarte de la bici y ves que no, tu compañero se aleja, miras el cambio pensando que lo mismo llevas mucho desarrollo, pero todo está igual que hace un minuto, lo mismo ha sido que he pinchado pero tampoco...entonces? Aprietas pero nada, miras el cuentakilometros y la velocidad es "absurda", y por supuesto, no mires al frente porque ese compañero que es el que siempre te ve a ti a lo lejos, se aleja. Es curioso, pero cuando estás en estos lances ni te planteas sacar el orgullo varonil que todos tenemos, solo te preocupas de llegar con la mayor dignidad posible, bebes y comes lo que te queda aun a sabiendas que de poco servirá. Todo ya está perdido, solo piensas en acabar.
Hablo en primera persona, pero es lo mismo en el ciclismo profesional. Todo lo que has defendido durante semanas de competición lo puedes perder en los últimos 10 kilometros...y ante eso no hay ni ciencia que lo prediga, ni entrenador que te prepare. Si te llega te ha llegado. Si no, recordad Indurain en su tercer Giro, parecía que iba a ganar de calle subiendo el Mortirolo y al final le adelantó hasta su hermano Pruden. O Ullrich en el Tour que ganó Pantani, el pobre perdió en el Galibier hasta el carné de identidad. Y muchísimos más.
Pájaras he tenido muchas. La de hoy la vamos a calificar de normalita, pero en este año ha sido un no parar de visitas del Hombre del Mazo, pero bueno, sabes que como vienen se van, que un día vas a estar jodido. Y al día siguiente como nuevo, cierto. Lo bueno de la pájara es que te limpia el cuerpo por completo, has descargado todas tus energías pero también todas las toxinas y "bichitos" que te sobran. Un buen filete, dormir y mañana será otro día. En mi caso, un día más de curro. En el que vuelves a hacer tu rutina de ordenador, teléfono, atender...pero con una sonrisa dentro recordando, que 24 horas antes estabas sufriendo mucho más pero disfrutando al fin y al cabo de la vida.