sábado, 28 de mayo de 2011

El Viaje de mi vida. Etapa 7










Hoy hace una semana que comencé este periplo. Y echando la vista atrás, hace una semana salía de mi portal de Móstoles, ante la incertidumbre de este viaje, ante el miedo a lo desconocido y a lo conocido, a saber si me soportaría a mi mismo durante tantas horas, a confiar en mis piernas y en mi estado físico, a tirar muchas veces de cerebro que de corazón, a guiarme también por el corazón y no por el cerebro...a perderme y encontrarme.
Hace una semana, levantaba las persianas y veia ciudad, asfalto, coches, lluvia y tonos grises por doquier.
Hoy no tengo que levantar una persiana. Hoy simplemente tengo que mirar por una ventana abuhardillada y deleitarme con un amanecer bellísimo, la ciudad ha sido sustituida por casas singulares e independientes, cada una con un color distinto, el asfalto desaparece y surge las calles de hormigon y los caminos de tierra, los coches son carros tirados por caballos o tractores labrando la tierra, la lluvia se ha quedado atrás y solo reina un sol que hace desaparecer la bruma matutina. Y en cuanto a colores, la primavera hace acto de presencia y un verde intenso inunda prados y montañas hasta donde la nieve se lo permite. Que bonito es todo hasta que se escucha una flatulencia a mi derecha...recordándome que no estoy solo en esto.
Arrancamos los tres tenores y abandonamos Molinaseca, lugar que os recomiendo a todos para pasar una tarde entretenida por estos lares. Kilómetros cuesta abajo hasta llegar a Ponferrada. Estampa bella de la ciudad con la Sierra del Teleno de fondo. Salvando las distancias recuerda a Granada con su Sierra Nevada...salvando las distancias. Callejeo obligado por las calles empedradas, foto junto al castillo, vistazo rápido a la plaza y darle a los pedales que hoy se nos presenta otra jornada larga, entramos en Galicia!!!
Durante una decena de kilómetros pedalearemos por las vegas del Sil, entre parcelas y cultivos de árboles frutales en flor. Estamos en el norte, a unos 500 metros de altura y rodeados de montañas que rondan y superan los 2000 metros, y aun así goza de un microclima que recuerda a los valles del Jerte o del Tietar.
La compañía es estraña, porque mientras uno va por delante el otro no para de hablarme de cosas místicas y tal. Y mira que yo también soy místico, pero tanto... Resulta que Fidel ha hecho el camino para pensar en el nombre del segundo hijo que va a tener. Y el otro, pues no sé...con su tara y punto.
Nos tomamos una cervecita con pincho de tortilla en Villafranca del Bierzo. Localidad en la que comienza en ligero ascenso la subida al Cebreiro y por lo tanto la entrada a Galicia. Desde su imponente puente romano sobre el río Valcarce comienza una carreterilla estrecha, la antígua nacional VI, que culebrea entre el río y la autovía con viaductos estratosféricos te hace sentir como que vas a parte del resto de la civilización. Unos van a 15km/h y otros por encima a 120...
Llegamos a Vega de Valcarce, localidad de nacimiento de Fidel. Allí tiene una casa y dice que se queda, se pone a saludar a diestro y siniestro. Me invita a entrar...me recuerda al programa de la Sexta "quien vive ahi"...porque la casa está muy chula y domitizada a tope. Desde su puerta se ven a todos los peregrinos pasar, y hablando de peregrinos, donde está su colega? En fin, esto es una locura y ya me estoy rallando. Me despido de Fidel con una cerveza en la mano, Angel llega en ese momento y bueno, soy un poco italiano y ataco cuando otros están en el avituallamiento.
En otro época de mi vida me habría quedado y habría continuado con el compañero por no ir a lo mío. Ahora no y lo agradezco.
La subida al Cebreiro es una subida larga, dura, constante, sin nada de sombra, con un silencio ensordecedor. Es como si la carretera o la montaña fuera consciente de que las personas que suben por ahí estan haciendo algo especial, que vienen de muy lejos y las guarda un respeto solemne. Son unos 8kms al 8 o 9% de media. Hace un calor espantoso, el gps no supera en ningún momento la velocidad de 10km/h y bajando...por distraerte miras a los lados, observas la montaña, atisvas los ultimos restos de nieve recuerdo de un invierno muy duro y frío como los de antes, pueblos que parecen caidos del cielo, tractorcillos haciendo equilibrios para labrar un pedazo de tierra, vacas que no levantan la cabeza al pasar a su lado...estarán acostumbradas. Mientras pienso esto, solo salen de mi voca suspiros, joderes, cago en todo y onomatopeyas de toda índole. Tan solo cambio el repertorio al adelantar a peregrinos como yo, animándoles, porque animándoles a ellos me animo a mi mismo. A la sombra de un arbol un bicigrino me asusta, argentino tendría que ser y me ofrece una onza de chocolate derretido, me saco un platano espachurrado del bolsillo y le digo que se lo cambio, me mira con cara de pocos amigos, arranco y sigo. Me da igual que esté en el camino, los argentinos no me caen bien.
El último km de subida se hace eterno, son varias semirectas que te hacen atisbar el final, intuyes los tejadillos de la localidad de O Cebreiro, puerta de Galicia y ultimo tramo del camino. El viento es fuerte, y unas lágrimas salen de mis ojos, no sé si por mecanismo de defensa del ojo o por algo más...yo creo que por algo más. Justo en ese momento me llama mi tía, al entrar en Galicia, y no puedo evitar la emoción al contarla por donde estoy, que casi he llegado y al colgar sé que ella está igual de emocionada. Como uno no está pendiente siempre del destino y de las señales que te da la vida pues ale, más leña al fuego.
Parada de rigor en el mirador desde donde se ve toda la subida y en realidad, toda la etapa desde Molinaseca, ya que desde allí tambien se vislumbra en tonos azulados la Sierra del Teleno, La Cabrera, Las Medulas...
Arranco y paro enseguida al ver una posada con sus bancos y sillas de maderas al sol, escuchando al otro lado de la puerta a los paisanos falando en galego, quiero disfrutar de mis primeros momentos en Galicia asi que me siento, pido una Estrella de Galicia y una empanada de zambourinhas. Prisa no hay y ahora casi todo es cuesta abajo...
Aunque mis recuerdos me engañan un poco, porque tras la subida no hay una bajada sino un contínuo sube y baja por las postrimerías de la Sierra de los Ancares, zona que tarde o temprano visitaré porque es uno de los pocos sitios vírgenes que queda en nuestro país, lugar casi deshabitado y lleno de tesoros naturales. Tras coronar primero el Alto de San Roque y a continuación el Alto del Poio a unos 1400 metros de altura es donde comienza la verdadera bajada. Unos 15kms hasta Triacastela. Estoy reventado y me dejo llevar sin prestar atención al GPS, pero cuando termino la bajada y veo la velocidad máxima caigo en por qué no me ha adelantado ningún coche...80km/h. Hace unos años, en mi primer camino, por aquí la guardia civil nos dio un toque por algo similar...
Finalizada la bajada y viendo las horas que son...tarde...decido ir por carretera hasta el final de la etapa, que por cierto, no tengo muy claro cual va a ser. Estoy cansadísimo y lo único que deseo es no subir ninguna cuesta más y que ese nubarrón que tengo enfrente no descargue. Es pensarlo y que pase. Menuda chupa de agua me ha caido en 5 minutos. Paro en la localidad de Samos para secarme un poco, y oye, gracias a esa empapada descubro un pequeño tesoro, uno de esos rincones idílicos que tiene el camino y que por desgracia, cuando vas en bici pasan desapercibidos porque vas a toda leche. El Monasterio de Samos. Foto de rigor, ingesta de plátano y gel de glucosa...y porque no tengo EPO que si no también cae.
Un paisano me comenta que Sarriá está 10 kms cuesta abajo, así que ya está hecho. Bajada y algún tramo en falso llano. Con mucho cuidado por cierto, porque en Galicia los coches y las bicis no se llevan muy bien. Bueno, los coches no se llevan muy bien con la carretera...van un poco deprisa. Una estampa que no puedo pasar de largo de ella... una máquina espendedora de bebidas en mitad de la nada, ejemplo más del negocio del Camino de Santiago por las tierras de Galicia.
Llegada a Sarriá, ciudad con dos partes diferenciadas. La zona "nueva", con edificios altos, tiendas, grandes avenidas, pufetillos y la el casco antíguo, muy cuco y atractivo pero en cuesta arriba, y que cuesta por dios. Después de más de 100kms una subida de un km con porcentajes entorno al 10%...y como me voy a bajar de la bici con lo macho y hombre que soy.
Aquí ya si que no hay problemas con los albergues porque hay para aburrir, y en estas fechas estan muy vacíos. Miro uno que parece un hotel rústico muy bien decorado y pa´dentro. El albergue era antetodo peculiar, por su decoración, su dueña y la gente que lo habitaba. Desde el pastor presbiteriano americano, a unos extremeños que no paraban de echar la caña, pasando por un empleado de banca burgales que al verme y oir mi pequeña historia, deja todo lo que estaba haciendo, se pone a llorar y me abraza, dándome ánimos y diciendo que soy el mayor exponente del Camino de Santiago. Me invita a cenar con él y unos amigos. Le preguno que donde está el bar donde van a cenar..."según sales del albergue a la izquierda"...yo, por supuesto, salí del albergue tras mi ducha reconfortante y giré a la derecha. No tenía el chichi pa farolillos.
Cena en un barecito escuchando a los galegos y a otros peregrinos. El Madrid gana. Heladito y charla con un chavalin que también estaba haciando el camino en bici y que estaba jodido por unas hemorroides, pero que lo iba a acabar fuera como fuera. Ole por él.
Llego al albergue, no hay ni Peter, me desnudo, me enfundo en el saco, escribo unas cuantas palabras, apago las luces, entro en la fase REM y....PLIM...se encienden las luces. Mi querido banquero burgalés, que donde estaba, que me están esperando para tomar una queimada, me saca del saco de dormir, la dueña del albergue se me queda mirando el "piquetón", pero que coño hace aquí esta tía. Me siento Harrison Ford en Air Force One, despertado porque unos talibanes han secuestrado a la mujer del presidente y me tienen que poner a salvo. Me visto como puedo. Llego al bar. Escucho la queimada, el conxuro, el ligoteo de los extremeños con una zagala de la tierra, el pastor presbiteriano que solo mira una hogaza de pan, la dueña del albergue no me quita ojo, el banquero burgales cogiendome todo el rato por el hombro y yo..bueno yo me tomo una taza del brebaje y me escuso muy educadamente haciendo como que me llamaban al movil.
Otro día de esos que piensas que tiene más de 24 horas. 102 kms y solo me quedan 120kms...que supongo que me los haré en dos días. De momento toca dormir, descansar, cerrar fuerte los ojos por si acaso vuelven.
Una etapa preciosa que finaliza con el toque de campanas de la iglesia...son las 12 de la noche.


jueves, 26 de mayo de 2011

El Viaje de mi vida. Etapa 6











Tras una larga noche aguantando a la chavalería leonesa que coge el albergue como lugar donde dormir las moñas que se pillan, me apaño, me visto sin vergüenza delante de mis roncoamigas brasileiras...total, que más dará si no me van a volver a ver...y me las piro, recordando el sueño que tenido, en el que me robaban la bici. Asi que, inconscientemente, acelero bajando por las escaleras y...ahi está la bici.
Sales a la calle, y como llevas una dinámica totalmente distinta a la que se tiene en la vida cotidiana, pierdes un poco la noción de los días sin saber que día es. Pero nada más volver la esquina y meterte en el primer bar que ves sabes que por lo menos es fin de semana. Las porras y el chocolate son solicitadas por chavales con chupas de cuero negras hace unas horas, grises al amanecer, y chicas que usan manoletinas, sustitutas de zapatos de tacón escondidos en bolsos con más presión que los tornillos de un submarino.
Vueltas tontas por Leon buscando las flechas amarillas. Ojeada rápida al Parador Nacional gracias a esos extravíos y salida por polígonos industriales. Unos kilómetros después, mientras afronto una pequeña subida entre casas-cuevas, coincido con mis buenos amigos vascos, unos cuantos vaciles a gritos y les pregunto por el coreano Kim, el muy cabrón anda un poco más rápido que nosotros, no sabemos por qué...que jodío el coreano.
Va todo correcto...he dormido genial...me ha sentado mejor el desayuno...la bici va fina catalina y el terreno me lo conozco. Hoy tengo la intención de recuperar los días y kilómetros perdidos, cada vez me queda menos para acabar pero también para acabar con las vacaciones, así que hoy tengo que dormir en Ponferrada o aledaños, al menos 100kms con terreno montañoso de por medio. Ya veremos.
Ya veremos ya. Los primeros kilómetros son muy llevaderos, pistas con buen firme, rectas entre cultivos de secano y leguminosas, pequeños recovecos atravesando arroyos y sotos, numerosas choperas, y algún pueblo empedrado como Hospital de Orbigo. Espectacular por cierto el río Órbigo a su paso por esta localidad. Es primavera y se nota las lluvias y las nieves de este invierno porque baja con una fuerza enorme. Como se nota la gente de Mostoles o Madrid que solo vemos arroyos de olor más que sospechoso, y tenemos un "rio" que tiene más agua donde nace que donde desemboca.
A partir de aquí ya todo es subida o semisubida. Los caminos solo llevan una dirección, los Montes de Leon, pasándo antes por Astorga. Tras contínuos sube y baja, entre ellos el Monte de Colomba, por pistas de tierra y entre encinas y carrascos, te topas con una cruz llena de piedras y cantos, hitos de personas que han pasado por aquí con las mismas intenciones que las mías. Es ahí donde se divisa por primera vez la localidad de Astorga, que junto a Ponferrada, son las dos ciudades más bonitas del Camino...para mí eh.
Atisbo a dos bicigrinos y les pego una voz para que me hagan una foto antes de comenzar una peligrosa bajada hasta al pueblo....maldita foto. Con menudos dos he topado. Arquitectos cuarentones con ganas de seguir siendo aquellos chavales que se iban de campamentos y convivencias, echando la caña a todo lo que se moviera, buscando el último bar abierto, y los cuales mientras les hablas sabes perfectamente que tipo de mujeres estan pasando detras tuya...vamos, la mejor compañía.
De momento la cosa empieza con unas cañas en la plaza de Astorga, mientras veo que las ruedas de mi bici se van desinflando a la misma velocidad que yo voy hindando mi tripa. Tardé como una hora en arreglar los dos pinchazos, y eso que lo hicimos entre los tres. A todo esto se nos acopló una alemana que venía en bici desde no se donde...la mujer yo creo que era la hermana mayor de Jan Ullrich, que bicha.
Pues bien, ya saliendo de Astorga y siendo apenas las 12 del mediodía me di cuenta que esta pareja era algo más que peculiar, y que les había venido muy bien coincidir conmigo. Porque uno de los compañeros aceleró y se fue con la alemana, mientras que el otro se quedó a mi lado, y así fue hasta la localidad de Rabanal de Camino, comienzo de la subida al puerto de Foncebadón. Y eso son como unos 20kilometros.
Tras dejar Astorga, dejamos también las bondades de la civilización, la gastronomía, la armonía de la arquitectura, el arte de Gaudí...y nos adentramos en unas tierras yermas, duras y ásperas, regidas por los caprichos meteorológicos del Teleno y sus 2100 metros de altura. Comienza el penoso trayecto donde hay que atravesar los Montes de Leon. Aproximadamente 30 kms de subida de las cuales son de reseñar los últimos 8kms que se realizan a una pendiente media del 6%, por una carretera pestosa pero carretera al fin y al cabo. Es por estos lares donde fui haciendo el menú del día pero de pueblo en pueblo. En uno cerveza con tortilla, en otro cocacola con cecina de Leon y en otro cafe, copa y puro...yo me tengo que deshacer de esta gente porque acaba con mi buen ritmo de gastos económicos, con mis horas de sueño, con mis 4 comidas diarias y con mi capacidad de empatia con el prójimo.
En uno de estos pueblos nos daba la bienvenida un tal Bienvenido. Persona mayor y con una tara considerable, que según él lleva 40 años dando la bienvenida a todos los peregrinos, durante todos los días...yo he hecho tres veces el camino, y ha sido a la tercera cuando le he visto por primera vez...estaría en el bar de su hijo, que curiosamente está tres calles más a´lante, como muy bien nos indicó tras charlar un rato con él. Por supuesto, no paramos en el bar de su hijo y lo hicimos en el de al lado. Ahí es donde mi compañero Fidel, leonés también, me explicó qué es el botillo...y por más que lo expresaba, lo dibujaba con las manos o indicaba el nombre y la forma de los ingrediente, no me enteraba de nada. Hasta que repentinamente aparca una furgoneta-frigo en el bar, el conductor abre las puertas, se mete en el bar con el pedido dejando la furgo abierta. Fidel ni corto ni perezoso se mete dentro de la furgo y me saca un botillo...ves Felipe esto es un botillo...sale el conductor, nos mira, yo con el botillo en la mano y haber como se lo explico todo, encima con esos coloretes rojos que tenía el tío, símbolo de una buena salud o de darle bien al pimple, en ambos casos el partido estaba más que perdido. Por cierto, el botillo es un amasijo de carne roja, rellena de otros amasijos de carne más pequeños. Fetem fetem
Arrancamos y, no lo pude evitar...oye Fidel, cuando sales con tu colega vais así siempre???...pues claro tio, cada uno a su bola y ya nos veremos en el algún pueblo...que imán tengo.
Rabanal de Camino, aquí empieza la subida y vemos al otro integrante del grupo sentadito en una terraza con la alemana. Me fijo en la bici del menda y veo que el transportin que lleva es ínfimo...Angel tio, a ver si se te ha caido por el camino el resto del equipaje...que va, lo llevo todo ahí...me da una descripción detallada de todo lo que lleva en un transportin de hierro forjado, atado con pulpos y cubierto por un plástico, sin poder evitar compararlo con mis alforjas Massi de 100€, cago en todo.
Comienza la subida. 6kms durillos por carretera en mal estado, sin apenas tráfico, con una pendiente no muy dura, pero ya son muchos kilómetros de ruta, es la segunda subida larga que hago desde que comencé el camino, los 10 kilos de equipaje se nota y a parte, esta subida es como la de otros puertos que he subido, que no parecen muy duros pero que tienen algo que te agarra al asfalto, los famosos campo magnéticos a los que se refiere Perico Delgado.
El puerto la verdad es que no es muy bonito que digamos, pero sí destaca el hacerlo paralelamente a la sierra del Teleno y ver contínuamente sus cumbres nevadas, conteniendo unas nubes más que amenazadoras.
Ya en Foncebadón la pareja se presenta a otra chatunga foránea. En este caso una chica holandesa, que por supuesto también salió de su casa a darse un paseo...de 1800kms. Ahi justamente me di la vuelta, busqué por el suelo, vi la piedra más bonita y se la entregué como premio a la constancia y la regularidad.
Despues del vacile continuamos nuestro periplo. Ahora tocan unos cuantos kilómetros de falso llano antes de comenzar la bajada. Es una zona alta, sin árboles, con lo cual expuesta al azote de los vientos vengan de donde vengan.
Por fin llegamos a la Cruz de Hierro, tras subir una rampa por encima del 10%. Un lugar cargado de misticismo. Una cruz que te redime de tus pecados al dejar una piedra que llevas contigo desde donde partiste. Sin que nadie lo acuerde, silencias debido al silencio que impera en el lugar. El viento ha desaparecido, hasta incluso se abren las nubes. Este es un hito en el camino y el llegar aquí ya es un triunfo. Lees alguna nota que dejan anónimos dirigidas a otros anónimos, botas viejas que no valen para nada, piedras decoradas con idiomas de otros continentes, pego dos fotos a la cruz, una mirando al sur (por donde vienen los peregrinos) y otra hacia el norte (por donde se alejan), no creía mucho en dios pero esto no tiene nada ver con dios tiene que ver solo con lo más importante, la gente.
Dejo atrás un momento comprometido y comienzo algo que me sé de memoria, 14kms de bajada hasta Molinaseca. Todo lo feo que es el puerto por su vertiente sur es lo contrario por la norte, curvas de herradura, rampas al 10% y....FRENAZO... estamos en Manjarin, pueblo abandonado, albergue para peregrinos y lugar donde se hospeda el último caballero templario, aunque si alguna vez haceis el camino os dareis cuenta que tampoco es para tanto, es más fama y habladuría. Nunca he pillado al caballero este que por lo que se ve fue jefe de un Corte Ingles. Foto de rigor, enreo en el interior, aguantar a un tara que viene de Cataluña en bici y que nos invita a "pasar" la noche con él....hasta luego cocodrilo.
Pasamos la localidad del Acebo, que da su nombre al puerto por esta vertiente, una velocidad casi absurda, y el paisaje se transforma en un lugar de fuertes barrancos, rocas descarnadas, montañas que se precipitan al vacío, nacimiento de arroyos remotos que más tarde los cruzaremos por puentes romanos, bosques angostos, pueblos que te sorprenden al sortear con un fuerte dolor de dedos, curvas de herradura y árboles en flor que embriagan más estas tierras. Ante mi tengo la ciudad de Ponferrada al fondo, encajonada entre los Montes de Leon y los Ancares, y atravesada por el Sil y el angosto que valle que provoca. Destaca desde lejos sus edificios de oficinas, sus altas chimeneas industriales, algo que parece una refinería..Otro contraste más del camino, una sierra separa lo deshabitado, frío y yermo de lo habitado, cálido y fértil.
El clima es radicalmente opuesto. Estamos más al norte y hace mejor temperatura...le tendré que preguntar el por qué a Auñon. Todo es más verde, más húmedo, arboles frutales decoran la villa de Molinaseca, caballos pastan a orillas de su río, la gente se toma unos vinitos a la sombra de su iglesia. Chavales son las 7 de la tarde, llevamos una paliza de cojones y este pueblo tiene buena pinta. Fidel me da el ok. Conoce a unos cuantos taberneros de por aquí, la noche promete...para él.
Nuestra amiga holandesa muestra mas inteligencia que yo. Coincide con nosotros. Se deja engañar y se toma unas copitas de vino y pregunta por el "secreto de ibéricos", la respondemos que es tipical de la zona, ella dice que.."oh...ok ok...tipical...one secreto por favor"....se deja 30 pavos en la tonteria e insiste en invitarnos a lo que por supuesto, no nos negamos.
Noche en la ciudad, cañas, tapas, vinos, peloti y a dormir...tenemos compañia femenina en la habitación, por dios...que no hagan nada estos tios. Si lo hicieron no me enteré, como a tantas y tantas mujeres les ha pasado, que no se enteran nunca de nada...
Leon-Molinaseca. 90 kms por las tierras del Maragato hasta dar la bienvenida al Bierzo. Montañas nevadas, tierras amarillas, valles verdes, ciudades históricas, pueblos olvidados, miles de historias personales en un solo punto simbolizadas por unas piedras llegadas de los cinco continentes de manos de héroes anónimos, que dan un poco de sentido a nuestra existencia...
Mañana me levanto con resaca fijo.


martes, 24 de mayo de 2011

El Viaje de mi vida. Etapa 5






Si, ya sé que no soy constante, que si empiezo algo normalmente no lo acabo y con esto del remember de mi Camino de Santiago particular, casi hago lo mismo. Casi pero no... Todos sabemos que los grandes artistas, escritores, músicos, pintores y demás bohemios-y-soñadores funcionan por inspiración, ganas o no tener nada mejor que hacer, y ahí justamente es donde yo me incluyo,
Releyendo mi PDA (papel de apuntar) del viaje, mirando las fotillos y los vídeos de la etapa, y sobretodo la escasez de los mismos, me ha recordado lo "jodidamente" mal que lo pasé ese día, y como los remedios que tomé el día anterior para solucionar los problemas tanto físicos como mecánicos no sirvieron absolutamente para nada...bueno sí, para empobrecerme un poco más y a su vez enriquecer al pueblo que me hospedó por unas horas...si me llego a quedar un día más creo que fundo un partido político y gano las siguientes elecciones...PGF...Partido de la Gente Fenomenal
Pues bien, la noche fue normalita...mejor de lo esperado, sobretodo teniendo en cuenta que dormí con una inestabilidad gastroinstetinal considerable, la cual llamaba más la atención debido a que mi separación del resto de mortales era tan solo por la fina tela de un saco de dormir de verano.
Al amanecer primer problema, meter el saco en la funda...algo que había conseguido a la primera, esta vez me costó dios y ayuda. Un montañero avizado y tecnosexual, dejó su iphone a un lado y me ayudó a meterlo (el saco en la funda), no pude evitar preguntarle por el iphone, a lo que el muchacho, como si fuera un padre presumiendo de su hijo futbolista, se le hincha el pecho y me comenta que con ese aparato una tormenta no le sorprende, no se pierde y lo mismo hasta liga más...mientras yo, pisaba las hojas arrancadas de la guia campsa y las metía disimuladamente debajo de la cama.
Hablando de todo un poco con este muchacho, digo que vengo desde Móstoles, y otro montañero me comenta que también viene de Madrid. Curioso, es el tipejo que iba firmando delante de mi en todos los albergues por los que he dormido. Charlamos un rato, y veo que lo mío tiene solución todavía, lo de otros es ya para mandarles a la tundra siberiana. El tio tenia pensado seguir por el Camino Frances hasta Leon para luego desviarse hacer no sé que camino, que atraviesa los Picos de Europa y luego gira otra vez para ir por el Camino Primitivo hasta Santiago...vamos que al muchacho le quedaba aun un mes de caminata...por ir solo y meditando me dice...a lo que pensé para mis adentros " te vas a cagar, no voy a parar de hablarte hasta que termines el desayuno, vas a aborrecer con razón al ser humano"...unos kilometros más tarde me lo volví a cruzar y por supuesto que me paré y retomé la conversación a medias del albergue.
Era tarde, entorno a las 9 de la mañana. Los peregrinos de a pie han marchado hace bastante, soy el único en ir en bici y me lo tomo con tranquilidad porque algo me dice que el día va a ser largo y duro. Desayuno en el salón comunal. La brasileña ha sido sustituida pora una argentina igual de sugerente, así que la doy un poco de palique (algo que a los argentinos no es muy difícil) pero sé que sin mi gomina no soy nadie, así que cuando se da la vuelta hago acopio de bollitos "gratuitos" me los guardo en los bolsillos y salgo a afrontar un nuevo día.
La cosa no pinta muy bien. Los remedios tomados el día anterior han hecho poco efecto. La pasta que eché al transportin no ha servido de nada. Algo que por otro lado es lógico, al habeer hecho la pasta sin agua. Así que tuve que tirar de mis escasos conocimientos de Física-aprobada-por-hacer-la-pelota-a-la-profe de 2º de BUP, y con los pulpos me pongo a hacer nudos, apaños y vericuetos para darle el mayor agarre. Solución, tirar de carretera para llegar lo antes posible a Leon.
Por otro lado, el masaje que me hizo en la espalda mister Pardeza me sirvió tan solo para ser consciente de que tengo espalda, y la forma que tiene ella de recordármelo es a través del dolor.
Todo ello unido a que cada vez que me llevaba un bocado a la boca, mi estomago y aledaños me decían que sin fortasec no había nada que hacer. Pero fortasec no teníamos en el botiquín. Mal asunto.
No me quedaba otra que continuar y observar la Cordillera Cantábrica a mi derecha y a mi izquierda los Montes de Leon. Montañas imponentes, nevadas y con ciertos aires místicos y misteriosos, reflejos de un pasado no muy lejano, en el que el hombre las miraba con temor y curiosidad por ser lugares aun por descubrir... lo que hace estar solo y enfermo.
Continuo mi camino por carreteras locales y pistas asfaltadas, llegando al pueblo de Mansilla de Mulas. El transportin tiene los minutos contados, y mientras compro una manzana en una tiendecilla atiborrada de peregrinos, me pongo a charlar con unos tíos muy majos. Son unos vascos que han semisecuestrado a un coreano. El pobre de Kim dice que "si" a todo lo que Patxi y Andoni proponen...a gritos. Resulta que estos dos vascos se dedican a la siderurgia, y al ver la carnicería que tengo montada en el transportin, bueno más bien chatarrería, se les da la vuelta a la piel, les salen pústulas de la cara, ampollas en los pies, callos en las manos...vamos que se indignan con el control de calidad de los fabricantes, las soluciones de tres al cuarto y en por qué no echaron en el petate un soldador para haberme solucionado el tema...porque con dos puntitas de aluminio eso me llegaba a Santiago, tocaba en la catedral y me tiraba pa´Bilbao con el Compostela subido a las alforjas. Yo mientras me comía mi manzana ojiplático ante la situación. Por cierto, a uno de los vascos le habían robado la cartera y tenía que llegar por la tarde a Leon, antes de que cerraran las Cajas, para hacerse una tarjeta nueva. Eran las 12 del mediodía y estábamos a unos 30kms de la ciudad. No dudaba de que llegarían.
Continué mi camino aun pensando en la situación que había vivido. Dos vacos siderúrgicos haciendo el camino con un coreano, profesor de universidad de su país.
Increiblemente no rompí el transportin hasta mi llegada a León. Llegada eterna, subida de un kilómetro, polígono industrial, autovía, callejuelas, baches, y a cada golpe con el asfalto la sensación de que se me iba a desparramar todo el equipaje. Necesitaba localizar urgentemente una farmacia, una tienda de bicis y el albergue.
Las nubes se cerraban amenazantes sobre la ciudad, y bueno, se puso a llover estando en la ciudad, como también se me rompió la chatarra...vivir para ver. La farmacéutica muy amablemente me explicó como tomar mis pastillitas para no volver al baño en la vida, y a su vez donde encontrar una tienda de bicis. Y en dicha tienda me metí, con todo el equipo, empapado por la tormenta primaveral, y con un pastor aleman oliéndome la entrepierna....lo que me faltaba, que me mordieran la pichurrina.
Estaban cerrando, pero saqué mi desparpajo habitual y conseguí, ya no que me arreglaran la bici, si no que además me habilitaron una zona para poder cambiarme de ropa y así ir andando tranquilamente al albergue. Que simpático es este chaval, parece mentira que sea de Madrid, me comenta el dueño. Simpático sí, hasta que volví para pagar y recoger la bici...100€!!!!
Antes de esto último, salí andando en busca del albergue. Con una tranquilidad enorme al saber que lo del transporte hasta Santiago estaba solucionado, ahora lo siguiente era lo de la tripita. Eso fue otro cantar, porque cuando pensaba que la cosa iba a peor, no se me ocurre meterme entre pecho y espalda un menú del día leones. Es decir, que me dejé una pasta y la comida no salió del restaurante.
Llegada al albergue agonizando y pensando como coño iría dentro de unas horas a la otra punta de la ciudad a por una bici. Ni p.... gana.
Entro en mi habitación y veo que está ocupada por dos personas. Veo sus apaños y enseres y me supongo que serán dos tios. Me duermo. Oigo ruido. Alguien entra en la habitación. Disimuladamente abro un ojo. Descaradamente abro los dos. Porque dos son las mujerones que han entrado, brasileñas para ser más exactos. Y una tiene aquarius en una mano y bolsa de la farmacia en otra. Tiene cagalera como yo. La vida no puede ser más romántica. Le echo cara a la cosa y las doy la espalda. Ya si eso en otro momento de la tarde las digo algo. Ese momento llega al darme cuenta que me he dormido con 3/4 de cuerpo fuera del saco...duermo en calzoncillos... Asi que ya que las he mostrado mi exterior, las muestro mi interior...charlamos y quedamos en hacer la compra para la cena...arroz blanco, jamon york....Asi que, una hora después, Felipe está en un Mercadona con dos brasileñas comprando algo para cenar. Casi se me olvida la bici en el taller. Salgo a toda leche a por ella. Vuelvo al albergue y oigo gritos en la habitación de al lado....KIM KIM KIM NOS VAMOS A CENAR...ÑAM ÑAM...pobre Kim, que no entienda el español no significa que esté sordo. Saludo a mis colegas vascos. Nos alegramos por haber solucionado cada uno nuestras cosas. Y ceno con mis amigas-por-un-dia brasileñas. Unas cuantas risas, algo de complicidad, conversaciones acabadas a los 30 minutos...a dormir y....a escuchar como roncan. Solo espero que no se les escape nada por abajo....:)
En un día como este de das cuenta la de vueltas, giros y cambios de sentido que puede dar la vida, tanto para bien como para mal. Me recordó a esas etapas alpinas del giro o del tour, donde el que desfallece luego se recupera y el que va muy bien al final la acaba pagando. No te puedes confiar ni tampoco dar por vencido. Tan solo tirar hacia delante, agarrar con fuerza el manillar, subir piñon si la cuesta es dura, y dar las pedaladas justas si es cuesta abajo.
Sahagun-Leon. 55kms. El único día en el que pensé en que cuanto más me acercaba más me alejaba de mi destino.