jueves, 26 de mayo de 2011

El Viaje de mi vida. Etapa 6











Tras una larga noche aguantando a la chavalería leonesa que coge el albergue como lugar donde dormir las moñas que se pillan, me apaño, me visto sin vergüenza delante de mis roncoamigas brasileiras...total, que más dará si no me van a volver a ver...y me las piro, recordando el sueño que tenido, en el que me robaban la bici. Asi que, inconscientemente, acelero bajando por las escaleras y...ahi está la bici.
Sales a la calle, y como llevas una dinámica totalmente distinta a la que se tiene en la vida cotidiana, pierdes un poco la noción de los días sin saber que día es. Pero nada más volver la esquina y meterte en el primer bar que ves sabes que por lo menos es fin de semana. Las porras y el chocolate son solicitadas por chavales con chupas de cuero negras hace unas horas, grises al amanecer, y chicas que usan manoletinas, sustitutas de zapatos de tacón escondidos en bolsos con más presión que los tornillos de un submarino.
Vueltas tontas por Leon buscando las flechas amarillas. Ojeada rápida al Parador Nacional gracias a esos extravíos y salida por polígonos industriales. Unos kilómetros después, mientras afronto una pequeña subida entre casas-cuevas, coincido con mis buenos amigos vascos, unos cuantos vaciles a gritos y les pregunto por el coreano Kim, el muy cabrón anda un poco más rápido que nosotros, no sabemos por qué...que jodío el coreano.
Va todo correcto...he dormido genial...me ha sentado mejor el desayuno...la bici va fina catalina y el terreno me lo conozco. Hoy tengo la intención de recuperar los días y kilómetros perdidos, cada vez me queda menos para acabar pero también para acabar con las vacaciones, así que hoy tengo que dormir en Ponferrada o aledaños, al menos 100kms con terreno montañoso de por medio. Ya veremos.
Ya veremos ya. Los primeros kilómetros son muy llevaderos, pistas con buen firme, rectas entre cultivos de secano y leguminosas, pequeños recovecos atravesando arroyos y sotos, numerosas choperas, y algún pueblo empedrado como Hospital de Orbigo. Espectacular por cierto el río Órbigo a su paso por esta localidad. Es primavera y se nota las lluvias y las nieves de este invierno porque baja con una fuerza enorme. Como se nota la gente de Mostoles o Madrid que solo vemos arroyos de olor más que sospechoso, y tenemos un "rio" que tiene más agua donde nace que donde desemboca.
A partir de aquí ya todo es subida o semisubida. Los caminos solo llevan una dirección, los Montes de Leon, pasándo antes por Astorga. Tras contínuos sube y baja, entre ellos el Monte de Colomba, por pistas de tierra y entre encinas y carrascos, te topas con una cruz llena de piedras y cantos, hitos de personas que han pasado por aquí con las mismas intenciones que las mías. Es ahí donde se divisa por primera vez la localidad de Astorga, que junto a Ponferrada, son las dos ciudades más bonitas del Camino...para mí eh.
Atisbo a dos bicigrinos y les pego una voz para que me hagan una foto antes de comenzar una peligrosa bajada hasta al pueblo....maldita foto. Con menudos dos he topado. Arquitectos cuarentones con ganas de seguir siendo aquellos chavales que se iban de campamentos y convivencias, echando la caña a todo lo que se moviera, buscando el último bar abierto, y los cuales mientras les hablas sabes perfectamente que tipo de mujeres estan pasando detras tuya...vamos, la mejor compañía.
De momento la cosa empieza con unas cañas en la plaza de Astorga, mientras veo que las ruedas de mi bici se van desinflando a la misma velocidad que yo voy hindando mi tripa. Tardé como una hora en arreglar los dos pinchazos, y eso que lo hicimos entre los tres. A todo esto se nos acopló una alemana que venía en bici desde no se donde...la mujer yo creo que era la hermana mayor de Jan Ullrich, que bicha.
Pues bien, ya saliendo de Astorga y siendo apenas las 12 del mediodía me di cuenta que esta pareja era algo más que peculiar, y que les había venido muy bien coincidir conmigo. Porque uno de los compañeros aceleró y se fue con la alemana, mientras que el otro se quedó a mi lado, y así fue hasta la localidad de Rabanal de Camino, comienzo de la subida al puerto de Foncebadón. Y eso son como unos 20kilometros.
Tras dejar Astorga, dejamos también las bondades de la civilización, la gastronomía, la armonía de la arquitectura, el arte de Gaudí...y nos adentramos en unas tierras yermas, duras y ásperas, regidas por los caprichos meteorológicos del Teleno y sus 2100 metros de altura. Comienza el penoso trayecto donde hay que atravesar los Montes de Leon. Aproximadamente 30 kms de subida de las cuales son de reseñar los últimos 8kms que se realizan a una pendiente media del 6%, por una carretera pestosa pero carretera al fin y al cabo. Es por estos lares donde fui haciendo el menú del día pero de pueblo en pueblo. En uno cerveza con tortilla, en otro cocacola con cecina de Leon y en otro cafe, copa y puro...yo me tengo que deshacer de esta gente porque acaba con mi buen ritmo de gastos económicos, con mis horas de sueño, con mis 4 comidas diarias y con mi capacidad de empatia con el prójimo.
En uno de estos pueblos nos daba la bienvenida un tal Bienvenido. Persona mayor y con una tara considerable, que según él lleva 40 años dando la bienvenida a todos los peregrinos, durante todos los días...yo he hecho tres veces el camino, y ha sido a la tercera cuando le he visto por primera vez...estaría en el bar de su hijo, que curiosamente está tres calles más a´lante, como muy bien nos indicó tras charlar un rato con él. Por supuesto, no paramos en el bar de su hijo y lo hicimos en el de al lado. Ahí es donde mi compañero Fidel, leonés también, me explicó qué es el botillo...y por más que lo expresaba, lo dibujaba con las manos o indicaba el nombre y la forma de los ingrediente, no me enteraba de nada. Hasta que repentinamente aparca una furgoneta-frigo en el bar, el conductor abre las puertas, se mete en el bar con el pedido dejando la furgo abierta. Fidel ni corto ni perezoso se mete dentro de la furgo y me saca un botillo...ves Felipe esto es un botillo...sale el conductor, nos mira, yo con el botillo en la mano y haber como se lo explico todo, encima con esos coloretes rojos que tenía el tío, símbolo de una buena salud o de darle bien al pimple, en ambos casos el partido estaba más que perdido. Por cierto, el botillo es un amasijo de carne roja, rellena de otros amasijos de carne más pequeños. Fetem fetem
Arrancamos y, no lo pude evitar...oye Fidel, cuando sales con tu colega vais así siempre???...pues claro tio, cada uno a su bola y ya nos veremos en el algún pueblo...que imán tengo.
Rabanal de Camino, aquí empieza la subida y vemos al otro integrante del grupo sentadito en una terraza con la alemana. Me fijo en la bici del menda y veo que el transportin que lleva es ínfimo...Angel tio, a ver si se te ha caido por el camino el resto del equipaje...que va, lo llevo todo ahí...me da una descripción detallada de todo lo que lleva en un transportin de hierro forjado, atado con pulpos y cubierto por un plástico, sin poder evitar compararlo con mis alforjas Massi de 100€, cago en todo.
Comienza la subida. 6kms durillos por carretera en mal estado, sin apenas tráfico, con una pendiente no muy dura, pero ya son muchos kilómetros de ruta, es la segunda subida larga que hago desde que comencé el camino, los 10 kilos de equipaje se nota y a parte, esta subida es como la de otros puertos que he subido, que no parecen muy duros pero que tienen algo que te agarra al asfalto, los famosos campo magnéticos a los que se refiere Perico Delgado.
El puerto la verdad es que no es muy bonito que digamos, pero sí destaca el hacerlo paralelamente a la sierra del Teleno y ver contínuamente sus cumbres nevadas, conteniendo unas nubes más que amenazadoras.
Ya en Foncebadón la pareja se presenta a otra chatunga foránea. En este caso una chica holandesa, que por supuesto también salió de su casa a darse un paseo...de 1800kms. Ahi justamente me di la vuelta, busqué por el suelo, vi la piedra más bonita y se la entregué como premio a la constancia y la regularidad.
Despues del vacile continuamos nuestro periplo. Ahora tocan unos cuantos kilómetros de falso llano antes de comenzar la bajada. Es una zona alta, sin árboles, con lo cual expuesta al azote de los vientos vengan de donde vengan.
Por fin llegamos a la Cruz de Hierro, tras subir una rampa por encima del 10%. Un lugar cargado de misticismo. Una cruz que te redime de tus pecados al dejar una piedra que llevas contigo desde donde partiste. Sin que nadie lo acuerde, silencias debido al silencio que impera en el lugar. El viento ha desaparecido, hasta incluso se abren las nubes. Este es un hito en el camino y el llegar aquí ya es un triunfo. Lees alguna nota que dejan anónimos dirigidas a otros anónimos, botas viejas que no valen para nada, piedras decoradas con idiomas de otros continentes, pego dos fotos a la cruz, una mirando al sur (por donde vienen los peregrinos) y otra hacia el norte (por donde se alejan), no creía mucho en dios pero esto no tiene nada ver con dios tiene que ver solo con lo más importante, la gente.
Dejo atrás un momento comprometido y comienzo algo que me sé de memoria, 14kms de bajada hasta Molinaseca. Todo lo feo que es el puerto por su vertiente sur es lo contrario por la norte, curvas de herradura, rampas al 10% y....FRENAZO... estamos en Manjarin, pueblo abandonado, albergue para peregrinos y lugar donde se hospeda el último caballero templario, aunque si alguna vez haceis el camino os dareis cuenta que tampoco es para tanto, es más fama y habladuría. Nunca he pillado al caballero este que por lo que se ve fue jefe de un Corte Ingles. Foto de rigor, enreo en el interior, aguantar a un tara que viene de Cataluña en bici y que nos invita a "pasar" la noche con él....hasta luego cocodrilo.
Pasamos la localidad del Acebo, que da su nombre al puerto por esta vertiente, una velocidad casi absurda, y el paisaje se transforma en un lugar de fuertes barrancos, rocas descarnadas, montañas que se precipitan al vacío, nacimiento de arroyos remotos que más tarde los cruzaremos por puentes romanos, bosques angostos, pueblos que te sorprenden al sortear con un fuerte dolor de dedos, curvas de herradura y árboles en flor que embriagan más estas tierras. Ante mi tengo la ciudad de Ponferrada al fondo, encajonada entre los Montes de Leon y los Ancares, y atravesada por el Sil y el angosto que valle que provoca. Destaca desde lejos sus edificios de oficinas, sus altas chimeneas industriales, algo que parece una refinería..Otro contraste más del camino, una sierra separa lo deshabitado, frío y yermo de lo habitado, cálido y fértil.
El clima es radicalmente opuesto. Estamos más al norte y hace mejor temperatura...le tendré que preguntar el por qué a Auñon. Todo es más verde, más húmedo, arboles frutales decoran la villa de Molinaseca, caballos pastan a orillas de su río, la gente se toma unos vinitos a la sombra de su iglesia. Chavales son las 7 de la tarde, llevamos una paliza de cojones y este pueblo tiene buena pinta. Fidel me da el ok. Conoce a unos cuantos taberneros de por aquí, la noche promete...para él.
Nuestra amiga holandesa muestra mas inteligencia que yo. Coincide con nosotros. Se deja engañar y se toma unas copitas de vino y pregunta por el "secreto de ibéricos", la respondemos que es tipical de la zona, ella dice que.."oh...ok ok...tipical...one secreto por favor"....se deja 30 pavos en la tonteria e insiste en invitarnos a lo que por supuesto, no nos negamos.
Noche en la ciudad, cañas, tapas, vinos, peloti y a dormir...tenemos compañia femenina en la habitación, por dios...que no hagan nada estos tios. Si lo hicieron no me enteré, como a tantas y tantas mujeres les ha pasado, que no se enteran nunca de nada...
Leon-Molinaseca. 90 kms por las tierras del Maragato hasta dar la bienvenida al Bierzo. Montañas nevadas, tierras amarillas, valles verdes, ciudades históricas, pueblos olvidados, miles de historias personales en un solo punto simbolizadas por unas piedras llegadas de los cinco continentes de manos de héroes anónimos, que dan un poco de sentido a nuestra existencia...
Mañana me levanto con resaca fijo.